Pregunta: “Seg�n la Biblia, �a qui�n debemos someternos y por qu�?”

Respuesta:


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Pregunta: “Seg�n la Biblia, �a qui�n debemos someternos y por qu�?”

Respuesta:
La sumisi�n es un concepto que parece ir en contra de la naturaleza humana y, sin embargo, vemos su necesidad en ciertos aspectos de la vida. Sin sumisi�n, las cosas entran r�pidamente en el caos, ya que todo el mundo quiere estar al mando. Aunque a veces nos burlamos de ella consider�ndola un signo de debilidad, la sumisi�n es en realidad uno de los pilares m�s fuertes de una sociedad estable. �Qu� dice la Biblia sobre los par�metros de la sumisi�n?

En primer lugar, necesitamos entender correctamente la sumisi�n. La palabra griega del Nuevo Testamento es hupotasso, que significa “poner debajo o acomodar por debajo”. Es una palabra militar que se refiere a los soldados de menor rango que se ponen bajo las �rdenes de los oficiales superiores. Por tanto, la sumisi�n se deriva de un reconocimiento del orden y la autoridad pertinentes.

Toda autoridad proviene de Dios, el Creador del cielo y de la tierra, y tenemos la obligaci�n de someternos a �l (Santiago 4:7). Una vez que nos hemos sometido a Dios, nuestra m�xima Autoridad, nos resulta m�s f�cil reconocer y seguir la cadena de autoridad humana en este mundo. David respet� la autoridad del rey Sa�l como el que Dios hab�a ungido (1 Samuel 26:11). Daniel respet� la autoridad del rey Dar�o (Daniel 6:21). Romanos 11:36 nos recuerda que todas las cosas son de Dios, por Dios y para Dios, as� que �l es la m�xima autoridad.

Jes�s mismo reconoci� la autoridad de Dios y se someti� a ella. En Juan 4:34, Jes�s dijo que Su prop�sito era “que haga la voluntad del que me envi�, y que acabe su obra”, y en Juan 5:30, “No busco mi voluntad, sino la voluntad del que me envi�”. Toda la vida de Jes�s fue de sumisi�n al Padre, terminando con Su gran oraci�n de sumisi�n justo antes de Su muerte, “Padre m�o, si es posible, pase de m� esta copa; pero no sea como yo quiero, sino como t�” (Mateo 26:39). Si queremos ser disc�pulos de Cristo, debemos someternos a la autoridad de Cristo, as� como �l se someti� a la del Padre (Lucas 6:46; 14:27).

Esto nos lleva a la pregunta m�s com�n: �a qui�n debemos someternos, cu�ndo y por qu�? El “por qu�” es f�cil de responder: porque Dios lo ordena, y �l es la m�xima autoridad. Primera de Pedro 2:13-14 presenta el concepto general: “Por causa del Se�or someteos a toda instituci�n humana, ya sea al rey, como a superior, ya a los gobernadores, como por �l enviados para castigo de los malhechores y alabanza de los que hacen bien”. Ya que toda autoridad viene de Dios, debemos someternos a cualquiera que est� puesto en autoridad sobre nosotros. Al hacerlo, nos sometemos a Dios. Asimismo, rebelarse contra los que tienen autoridad equivale a rebelarse contra Dios. Esta es una de las razones por las que los cristianos, a lo largo de los siglos, se han dejado martirizar antes que tomar las armas contra el Estado.

Las esposas deben someterse a sus propios maridos como un acto de reverencia y adoraci�n a Dios (1 Pedro 3:1-6). El ejemplo que Pedro da de Sara y Abraham apunta a un momento en que Abraham le dijo que mintiera para protegerse (G�nesis 20:13). Aunque parec�a que se pon�a en peligro, se someti� y Dios actu� para protegerla. Pedro dice que Dios utilizar� este tipo de sumisi�n para ganar a un marido desobediente e infiel.

Los j�venes deben someterse a sus mayores (1 Pedro 5:5), mostrando reverencia por su edad y sabidur�a. Esto es una continuaci�n del mandato dado a los ni�os en Deuteronomio 5:16: honra a tu padre y a tu madre. A los padres se les conf�a la responsabilidad de criar y formar a sus hijos, y los hijos deben honrar y obedecer a sus padres. Obedecer y honrar a nuestros mayores, y reconocer que saben m�s que nosotros, establece la estructura de una buena sociedad.

A los cristianos se les dice que se sometan unos a otros por reverencia a Cristo (Efesios 5:21). Esto evita el orgullo ego�sta y encaja bien con el mandato de considerar a los dem�s mejores que nosotros mismos (Filipenses 2:3). Si nuestro prop�sito en esta tierra es hacer la voluntad de Dios, entonces someterse a otra persona se convierte en un acto de confianza en Dios. Por naturaleza, buscamos nuestros mejores intereses, pero, si confiamos en que Dios cuidar� de nosotros, entonces tenemos la libertad de cuidar de los dem�s.

El servicio a nuestros jefes tambi�n encaja en el marco de la sumisi�n. Efesios 6:5-8 dice que debemos obedecer a nuestros amos como lo har�amos con Cristo, y hacerlo de todo coraz�n, como si estuvi�ramos sirviendo al Se�or. La raz�n en el vers�culo 8 es que “sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibir� del Se�or, sea siervo o sea libre”. Todo se resume en reconocer la autoridad y el control de Dios sobre nuestras vidas.

Incluso cuando una autoridad superior viola la orden de Dios, podemos someternos de manera piadosa. Cuando los ap�stoles fueron arrestados por predicar sobre Jes�s, no se resistieron. Sin embargo, cuando se les dijo que dejaran de predicar a Jes�s, respondieron: “Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres”. (Hechos 5:29). Apelaron a una autoridad superior y siguieron predicando a Jes�s abiertamente, aunque eso provocara la persecuci�n. En algunos casos, Dios los liber� milagrosamente. En otros, Dios permiti� el martirio. En todos los casos, se regocijaron “de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre” (Hechos 5:41).

La Biblia tiene muchas otras cosas que decir sobre la sumisi�n, pero estos breves ejemplos dan la idea principal. Dios es la autoridad suprema, y �l ha establecido autoridades terrenales. Cuando nos mantenemos dentro de ese marco, Dios se complace, y podemos verle obrar a favor nuestro.

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