
topreadz.com/Espanol
Pregunta: “C�mo llegar al cielo: �cu�les son las ideas de las distintas religiones?”
Respuesta:
En las religiones del mundo parece haber cinco categor�as principales sobre c�mo llegar al cielo. La mayor�a cree que los esfuerzos y la sabidur�a conducir�n a la realizaci�n final, ya sea la unidad con Dios (hinduismo, budismo y baha�smo) o la libertad y la independencia (cienciolog�a y jainismo). Otros, como el unitarismo y la wicca, ense�an que la vida despu�s de la muerte es lo que se quiera, y que la salvaci�n no es un problema porque la naturaleza pecaminosa no existe. Unos pocos creen que la vida despu�s de la muerte no existe o que resulta demasiado desconocida para considerarla.
Los seguidores del culto al Dios jud�o-cristiano generalmente sostienen que la fe en Dios y/o en Jes�s y una serie de actos, como el bautismo o la evangelizaci�n puerta a puerta, garantizan que el creyente ir� al cielo. S�lo el cristianismo ense�a que la salvaci�n es un don gratuito de Dios a trav�s de la fe en Cristo (Efesios 2:8-9), y que no es necesario ni posible realizar ninguna obra o esfuerzo para llegar al cielo.
Ate�smo: La mayor�a de los ateos creen que no hay cielo, ni vida despu�s de la muerte. Al morir, las personas simplemente dejan de existir. Otros intentan definir la vida despu�s de la muerte utilizando la mec�nica cu�ntica y otros m�todos cient�ficos.
Baha�smo: Al igual que muchas otras religiones, el baha�smo no ense�a que el hombre haya nacido con una naturaleza pecaminosa o que el hombre necesite ser salvo del mal. El hombre simplemente necesita ser salvo de sus creencias err�neas sobre c�mo funciona el mundo y c�mo debe interactuar con �l. Dios envi� mensajeros para explicar a la gente c�mo llegar a este conocimiento: Abraham, Krishna, Zoroastro, Mois�s, Buda, Jes�s, Mahoma y Baha’u’llah. Estos profetas revelaron progresivamente la naturaleza de Dios al mundo. Al morir, el alma de una persona contin�a su viaje espiritual, quiz�s a trav�s de los estados conocidos como cielo e infierno, hasta que llega a un punto de descanso final, unido a Dios.
Budismo: El budismo tambi�n cree que el cielo, o “Nirvana”, es reunirse en esp�ritu con Dios. Alcanzar el Nirvana, un estado espiritual trascendental y dichoso, implica seguir el Sendero �ctuple. Esto supone comprender el universo y actuar, hablar y vivir de la forma correcta y con las intenciones adecuadas. Dominar estos y otros de los ocho caminos devolver� el esp�ritu del devoto a Dios.
Religi�n china: La religi�n china no es una iglesia organizada, sino una amalgama de diferentes religiones y creencias que incluyen el tao�smo y el budismo. Al morir, los fieles son juzgados. Los buenos son enviados a un para�so budista o a una morada tao�sta. Los malos son enviados al infierno durante un tiempo y luego se reencarnan.
Cristianismo: El cristianismo es la �nica religi�n que ense�a que el hombre no puede hacer nada para ganar o pagar su entrada al cielo. El hombre, esclavo de la naturaleza pecaminosa con la que naci�, debe confiar completamente en la gracia de Dios a trav�s del sacrificio de Jesucristo por los pecados del creyente. Las personas son salvas por la fe en la muerte y resurrecci�n de Cristo. Al morir, los esp�ritus de los cristianos van al cielo, mientras que los esp�ritus de los incr�dulos van a un lugar de espera temporal llamado infierno. En el juicio final, los incr�dulos son separados de Dios por la eternidad en el lago de fuego.
Confucianismo: El confucianismo se concentra en el comportamiento adecuado en la vida, no en un cielo futuro. La vida despu�s de la muerte es desconocida, as� que hay que hacer todo lo posible para que esta vida sea lo mejor posible, honrar a los antepasados y respetar a los ancianos.
Ortodoxos orientales: La ortodoxia es una derivaci�n judeo-cristiana que reinterpreta los vers�culos clave de las Escrituras de tal manera que las obras se convierten en algo esencial para alcanzar el cielo. La ortodoxia ense�a que la fe en Jes�s es necesaria para la salvaci�n, pero mientras el cristianismo ense�a que parecerse m�s a Cristo es el resultado de la influencia de Cristo en la vida del creyente, la ortodoxia ense�a que es una parte del proceso de salvaci�n. Si ese proceso (llamado theosis) no se realiza adecuadamente, el creyente puede perder su salvaci�n. Despu�s de la muerte, las personas piadosas viven en un estado intermedio en el que se puede completar esta theosis. Aquellos que han cre�do, pero no han logrado un progreso suficiente en la theosis, son enviados a un “estado calamitoso” temporal e ir�n al infierno a menos que las personas devotas vivas oren y completen actos de misericordia a su favor. Despu�s del juicio final, los devotos son enviados al cielo y los dem�s al infierno. El cielo y el infierno no son lugares, sino reacciones ante la presencia de Dios, ya que no hay ning�n lugar en el que �l no est� presente. Para los seguidores de Cristo, la presencia de Dios es el para�so, pero para los no salvos, estar con Dios es el tormento eterno.
Hinduismo: El hinduismo es similar al budismo en algunos aspectos. La salvaci�n (o moksha) se alcanza cuando el devoto se libera del ciclo de la reencarnaci�n y su esp�ritu se hace uno con Dios. Uno se hace libre despoj�ndose del mal karma -el efecto de la mala acci�n o la mala intenci�n-. Esto se puede hacer de tres maneras diferentes: mediante la devoci�n desinteresada y el servicio a un dios en particular, por medio del conocimiento de la naturaleza del universo, o controlando las acciones necesarias para apaciguar completamente a los dioses.
En el hinduismo, con m�s de un mill�n de dioses diferentes, hay diferencias de opini�n sobre la naturaleza de la salvaci�n. La escuela advaita ense�a que la salvaci�n se produce cuando uno puede despojarse del falso yo y hacer que el alma sea completamente distinta de la de dios. Los dualistas insisten en que el alma siempre conserva su propia identidad, aunque est� unida a dios.
Islamismo: El islam es una versi�n del Dios cristiano/jud�o. Los musulmanes creen que la salvaci�n es para aquellos que obedecen a Al� lo suficiente como para que las buenas acciones superen a las malas. Los musulmanes conf�an en que repetir lo que hizo y dijo Mahoma ser� suficiente para llegar al cielo, aunque tambi�n hacen oraciones adicionales, ayunan, peregrinan y realizan buenas obras con la esperanza de inclinar la balanza. El martirio al servicio de Al� es la �nica obra que garantiza el env�o de un adorador al para�so.
Jainismo: El jainismo surgi� en la India m�s o menos al mismo tiempo que el hinduismo y es muy similar. Uno debe tener la creencia correcta, tener el conocimiento adecuado y actuar de la manera apropiada. S�lo entonces el alma puede limpiarse del karma. Sin embargo, en el jainismo no hay un creador. No hay un dios superior a quien acudir o que brinde ayuda. La salvaci�n es el hombre como due�o de su propio destino, liberado y perfecto, lleno de sabidur�a, percepci�n, dicha y poder infinitos.
Testigos de Jehov�: Las ense�anzas de la Sociedad Watchtower nos llevan a categorizar a los Testigos de Jehov� como una secta del cristianismo que malinterpreta el libro del Apocalipsis. Al igual que los mormones, los Testigos de Jehov� ense�an diferentes niveles de cielo. Los ungidos son 144.000 que reciben la salvaci�n por la sangre de Cristo y gobernar�n con �l en el para�so. Ellos son la novia de Cristo. Para todos los dem�s, el sacrificio de Jes�s s�lo los liber� de la maldici�n de Ad�n del pecado original, y la “fe” es simplemente la oportunidad de ganar su entrada al cielo. Ellos deben aprender sobre la historia del Reino, guardar las leyes de Jehov�, y ser leales al “gobierno de Dios” – los 144,000 l�deres, 9,000 de los cuales est�n actualmente en la tierra. Tambi�n deben difundir las nuevas del Reino, incluyendo el proselitismo puerta a puerta. Cuando mueran, resucitar�n durante el reino milenial, donde deber�n continuar con una vida devota. S�lo despu�s se les dar� la oportunidad de aceptar formalmente a Cristo y vivir por la eternidad bajo el gobierno de los 144.000.
Juda�smo: Los jud�os creen que, como individuos y como naci�n, pueden reconciliarse con Dios. A trav�s del pecado (individual o colectivamente) pueden perder su salvaci�n, pero tambi�n pueden gan�rsela de nuevo mediante el arrepentimiento, las buenas acciones y una vida de devoci�n.
Mormonismo: Los mormones creen que su religi�n es un derivado del judeo/cristianismo, sin embargo, su confianza en las obras fuera de la gracia lo desmiente. Tambi�n tienen una visi�n diferente del cielo. Para alcanzar el segundo cielo seg�n la “salvaci�n general “, una persona debe aceptar a Cristo (ya sea en esta vida o en la siguiente) y ser bautizada o ser bautizada por representaci�n a trav�s de un familiar vivo. Para alcanzar el cielo superior, uno debe creer en Dios y en Jes�s, arrepentirse de los pecados, ser bautizado en la iglesia, ser miembro de la iglesia mormona, recibir el Esp�ritu Santo por la imposici�n de manos, obedecer la “Palabra de Sabidur�a” mormona y todos los mandamientos de Dios, y completar ciertos rituales del templo incluyendo el matrimonio. Esta “salvaci�n individual” lleva a que el adorador y su c�nyuge se conviertan en dioses y den a luz a hijos espirituales que regresan a la tierra ya como almas de los vivos.
Catolicismo romano: Los cat�licos romanos originalmente cre�an que s�lo aquellos que pertenec�an a la iglesia cat�lica romana pod�an ser salvos. Unirse a la iglesia era un largo proceso de clases, rituales y bautismo. Las personas que ya hab�an sido bautizadas, pero no eran miembros de la Iglesia cat�lica romana ten�an requisitos diferentes e incluso ya pod�an ser considerados cristianos. Por norma, el bautismo es necesario para la salvaci�n, pero esto puede incluir el “bautismo de sangre” (es decir, el martirio) o el “bautismo del deseo” (querer ser bautizado de verdad). Del catecismo: “Los que mueren por la fe, los catec�menos y todos los que, sin conocer la iglesia, pero actuando bajo la inspiraci�n de la gracia, buscan a Dios sinceramente y se esfuerzan por cumplir su voluntad, se salvan aunque no hayan sido bautizados”. A pesar de los cambios a lo largo de los a�os, el bautismo (o el deseo de ser bautizado) sigue siendo necesario para la salvaci�n.
De acuerdo al catolicismo, al morir, las almas de los que rechazaron a Cristo son enviadas al infierno. Las almas de los que aceptaron a Cristo y realizaron suficientes actos para purificarse del pecado van al cielo. Los que murieron con fe, pero no completaron los pasos para ser purificados, son enviados al purgatorio, donde sufren un castigo temporal y doloroso hasta que sus almas sean limpias. La purificaci�n mediante el tormento puede ser atenuada por el sufrimiento en vida y las ofrendas y oraciones de otros en favor del pecador. Una vez finalizada la purificaci�n, el alma puede ir al cielo.
Cienciolog�a: La cienciolog�a es similar a las religiones orientales en el sentido de que la salvaci�n se logra a trav�s del conocimiento de uno mismo y del universo. El “thetan” (la respuesta de la cienciolog�a al alma) viaja a trav�s de varias vidas diferentes, intentando expulsar las im�genes dolorosas y traum�ticas que hacen que la persona act�e de forma temerosa e irracional. Una vez que un cienci�logo est� “limpio” de estas im�genes da�inas y se convierte en un “thetan operativo”, es capaz de controlar el pensamiento, la vida, la materia, la energ�a, el espacio y el tiempo.
Sinto�smo: El m�s all� en el sinto�smo era originalmente un reino funesto, parecido al Hades. Los asuntos de la vida despu�s de la muerte se han trasladado al budismo. Esta salvaci�n depende de la penitencia y de evitar la impureza o la contaminaci�n del alma. De este modo, el alma de una persona puede unirse a las de sus antepasados.
Sijismo: El sijismo se cre� como reacci�n al conflicto entre el hinduismo y el islam, y mantiene muchas de las influencias del hinduismo, aunque los sijs son monote�stas. El “mal” no es m�s que el ego�smo humano. La salvaci�n se consigue llevando una vida honesta y meditando en dios. Si se realizan suficientes obras buenas, el devoto se libera del ciclo de reencarnaci�n y se convierte en uno con dios.
Tao�smo: Al igual que otras religiones orientales (sinto�smo, religiones populares chinas, sijismo), el tao�smo adopt� muchos de sus principios sobre la vida despu�s de la muerte del budismo. Al principio, los tao�stas no se preocupaban por la vida despu�s de la muerte y, por el contrario, se concentraban en crear una sociedad ut�pica. La salvaci�n se alcanzaba aline�ndose con el cosmos y recibiendo la ayuda de inmortales sobrenaturales que resid�an en monta�as, islas y otros lugares de la tierra. El resultado era la inmortalidad. Con el tiempo, los tao�stas abandonaron la b�squeda de la inmortalidad y adoptaron las ense�anzas de la vida despu�s de la muerte del budismo.
Unitarismo-Universalismo: A los unitarios se les permite y se les anima a creer lo que quieran sobre la vida despu�s de la muerte y c�mo llegar a ella. Aunque, en general, creen que la gente debe buscar la iluminaci�n en esta vida y no preocuparse demasiado por el m�s all�.
Wicca: Los wiccanos creen muchas cosas diferentes sobre la vida despu�s de la muerte, pero la mayor�a parece estar de acuerdo en que no hay necesidad de salvaci�n. Las personas viven en armon�a con la diosa protegiendo su manifestaci�n f�sica -la tierra-, o bien no lo hacen, y su mal karma les es devuelto por partida triple. Algunos creen que las almas se reencarnan hasta que aprenden todas las lecciones de la vida y se unen a la diosa. Algunos est�n tan comprometidos a seguir su camino individual, que creen que las personas determinan lo que suceder� cuando mueran; si los fieles creen que van a reencarnarse, o ser enviados al infierno o unirse a la diosa, as� ser�. Hay otros que incluso se niegan a contemplar la vida despu�s de la muerte. En cualquier caso, no creen en el pecado ni en nada de lo que haya que salvarse.
Zoroastrismo: El zoroastrismo puede ser la primera religi�n que declar� que la vida despu�s de la muerte depend�a de las acciones de una persona en la vida. No hay reencarnaci�n, sino un simple juicio cuatro d�as despu�s de la muerte. No obstante, tras un tiempo suficiente en el infierno, incluso los condenados pueden ir al cielo. Para ser juzgado como justo, uno puede valerse del conocimiento o de la devoci�n, pero la forma m�s efectiva es a trav�s de la acci�n.