Pregunta: “�Qu� significa N�meros 32:23 cuando dice: “y sabed que vuestro pecado os alcanzar�?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Qu� significa N�meros 32:23 cuando dice: “y sabed que vuestro pecado os alcanzar�?”

Respuesta:
N�meros 32:23 dice: “y sabed que vuestro pecado os alcanzar�”. Esta es una advertencia que puede sonar extra�a, especialmente si se lee de forma aislada. As� que vamos a revisar su contexto, especialmente todo el cap�tulo de N�meros 32, y luego veremos qu� m�s tiene que decir la Biblia sobre el tema de que nuestro pecado nos �alcanzar�”.

La afirmaci�n “y sabed que vuestro pecado os alcanzar�” se ubica en la culminaci�n del �xodo de Israel de Egipto. Despu�s de divagar en el desierto durante 40 a�os, las tribus de Israel se preparaban finalmente para cruzar el r�o Jord�n hacia la Tierra Prometida. Los hombres en edad militar de las doce tribus deb�an ayudar a cada una de ellas a conquistar el territorio que les hab�a sido asignado, una tarea que implicar�a mucho tiempo y dificultades.

Antes de que los israelitas cruzaran el Jord�n, las tribus de Gad y Rub�n manifestaron que les gustaba estar donde estaban, al este del Jord�n. La tierra all� era ideal para la cr�a de ganado (N�meros 32:1), y los l�deres de esas tribus acudieron a Mois�s para pedirle permiso para establecerse en el lado oriental, y no en Cana�n. Al principio Mois�s dijo “no”: “�Ir�n vuestros hermanos a la guerra, y vosotros os quedar�is aqu�?” (vers�culo 6). Luego les acus� de no querer entrar en la Tierra Prometida, como hab�a hecho la generaci�n anterior: “As� hicieron vuestros padres” (vers�culo 8). Y les record� que fue este mismo pecado el que hizo que la ira del Se�or se encendiera contra ellos durante 40 a�os, y les advirti� que se arriesgaban a traer de nuevo la destrucci�n a toda la naci�n (vers�culos 13-15).

Sin embargo, Gad y Rub�n ten�an una intenci�n diferente, tal y como explicaron. Preguntaron a Mois�s si pod�an dejar sus reba�os y familias en los asentamientos mientras los hombres se armaban y se iban a la guerra en Cana�n. Tras asegurarles que no iban a abandonar a sus compa�eros israelitas, Mois�s accedi� a su petici�n. Les dijo que deb�an luchar hasta que dominaran la tierra, y s�lo entonces podr�an regresar a sus tierras al este del Jord�n. Luego Mois�s a�adi� la advertencia: “Mas si as� no lo hac�is, he aqu� habr�is pecado ante el Se�or; y sabed que vuestro pecado os alcanzar�” (N�meros 32:23).

Cuando Mois�s dijo: “sabed que vuestro pecado os alcanzar�”, no quiso decir: “Todo el mundo descubrir� vuestro pecado”. Si las tribus transjordanas no cumpl�an su promesa, ser�a un pecado contra el Se�or y contra toda la naci�n, y su pecado ser�a obvio para todos. En cambio, la advertencia de Mois�s de que pod�an estar seguros de que su pecado los alcanzar�a revela la extra�a pero verdadera naturaleza del pecado.

En diferentes lugares de la Biblia, se describe el pecado como si fuera un ser viviente con una mente y una voluntad propias. Dios advierte en tono po�tico a Ca�n que “el pecado est� a la puerta; con todo esto, a ti ser� su deseo, y t� te ense�orear�s de �l” (G�nesis 4:7). Santiago explica c�mo, en sentido figurado, alguien “de su propia concupiscencia es atra�do y seducido. Entonces la concupiscencia, despu�s que ha concebido, da a luz el pecado; y el pecado, siendo consumado, da a luz la muerte” (Santiago 1:14-15). Pablo, en Romanos 7:14-25, describe el pecado como si fuera un ser que vive dentro de �l, esclaviz�ndolo contra su voluntad y haci�ndole hacer lo que �l mismo odia y condena: “Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en m�” (vers�culo 20).

En la afirmaci�n “y sabed que vuestro pecado os alcanzar�” se revela el misterio del pecado. La naturaleza del pecado es tal que, ya sea que otros descubran tu pecado o no, tu pecado te “alcanzar�”. No puedes huir de las consecuencias. El pecado lleva en s� mismo el poder de retribuir al pecador, y la retribuci�n del pecado es el infierno. Ni siquiera pienses en incurrir en el pecado. No puedes domarlo, dejarlo atr�s, ni librarte de �l. No importa cu�n seguro creas estar, si eres un pecador, tu pecado te alcanzar�.

La advertencia de Mois�s a las tribus de Israel, “y sabed que vuestro pecado os alcanzar�”, tiene su eco en Pablo: “No os enga��is; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso tambi�n segar�. Porque el que siembra para su carne, de la carne segar� corrupci�n; mas el que siembra para el Esp�ritu, del Esp�ritu segar� vida eterna” (G�latas 6:7-8). La �nica manera de escapar de las consecuencias del pecado es ser perdonado de tu pecado por la fe en la muerte y resurrecci�n de Cristo (Romanos 10:9; 1 Juan 2:2; Apocalipsis 1:5).

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