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Pregunta: “�Qu� es el cabello m�gico sagrado?”
Respuesta:
La doctrina del cabello m�gico sagrado (HMH – por sus siglas en ingl�s) es el nombre bastante sarc�stico que se le da a la ense�anza de que el cabello largo y sin cortar de una mujer le proporciona poder, protecci�n y autoridad sobrenaturales. Esta aberrante ense�anza ha cobrado fuerza en los grupos apost�licos, de santidad y de unidad dentro del pentecostalismo. La doctrina del cabello m�gico sagrado tiene su fundamento en gran parte en 1 Corintios 11, que trata el tema del velo para las mujeres, y especialmente en el vers�culo 10, que dice: “Por lo cual la mujer debe tener se�al de autoridad sobre su cabeza, por causa de los �ngeles”.
Es mejor interpretar 1 Corintios 11 dentro del contexto de la cultura de la �poca. Sin embargo, algunos pentecostales creen firmemente que las mujeres cristianas no deben cortarse el cabello. Por lo general, el cabello se mantiene recogido con un mo�o o una trenza. Por supuesto, no hay nada malo en que una mujer no se corte el pelo, y nunca defender�amos una ense�anza de que una mujer debe cortarse el pelo; sin embargo, las palabras de Pablo a los corintios no deben usarse como un mandato para todas las mujeres. De hecho, la palabra cabello ni siquiera se encuentra en 1 Corintios 11:10.
Seg�n la doctrina del cabello m�gico sagrado, una mujer con cabello largo est� siendo “observada por los �ngeles” debido a la “gloria” de su cabello largo (ver 1 Corintios 11:15). Y, cuando se suelta el cabello, su gloria aumenta, al igual que su supuesto poder espiritual. Los que creen en la magia del cabello sagrado dicen que una mujer puede desenredar su cabello para obtener mayores milagros. Seg�n ellos, si coloca su cabello sobre un altar o sobre peticiones de oraci�n escritas mientras ora, es m�s probable que sus oraciones sean respondidas. Dicen que, si extiende sus cabellos sobre una persona, �sta puede recibir el Esp�ritu Santo con mayor facilidad -la “imposici�n de cabellos”, como se denomina-. Los defensores de la magia del cabello sagrado dicen que una mujer que “mueve su cabello al viento” puede garantizar todo tipo de resultados milagrosos, desde la salvaci�n de seres queridos perdidos hasta la sanidad de enfermedades o la reconquista de relaciones amorosas perdidas. El cabello m�gico sagrado tiene incluso poder sobre los esp�ritus malignos, y el diablo teme el poder del cabello sin cortar.
Seg�n la doctrina del cabello m�gico sagrado, si una mujer se corta el cabello, pierde su identidad como “mujer apost�lica”, pierde autoridad en el reino espiritual y se pone a s� misma y a su familia en peligro. Se advierte a las mujeres que cortarse el pelo es llevarlas a la miseria y lamentarse. Una vez cortado el cabello, no hay manera de recuperar la “unci�n” original.
No hace falta decir que la doctrina del cabello m�gico sagrado no es b�blica. El problema es que hay personas sinceras y bien intencionadas que la creen. La pr�ctica de soltarse el pelo para recibir m�s poder espiritual no tiene absolutamente ninguna autoridad b�blica y tiene m�s en com�n con la Wicca y el ocultismo que con el cristianismo. Las condiciones externas no corresponden autom�ticamente con las internas. Una mujer con el cabello largo puede estar carcomida por la lujuria, el odio o la envidia en su interior. Una mujer con el pelo corto puede estar llena del fruto del Esp�ritu.
El poder pertenece a Dios (Salmo 62:11). Cualquier poder que tengamos proviene de la acci�n del Esp�ritu Santo en nuestras vidas. Confiar en el largo del cabello, en la circuncisi�n o en cualquier otra caracter�stica f�sica es alejarnos de nuestra dependencia de Dios y de nuestra fe en Jesucristo. Incluso en el caso de Sans�n, el poder no proven�a de su cabello sino del hecho de que “Esp�ritu del Se�or vino sobre �l” (Jueces 15:14). Siempre hay una tendencia a apoyarse en nuestro propio entendimiento y a confiar en nosotros mismos. No importa cu�nta evidencia anecd�tica se presente a su favor, el cabello m�gico sagrado es una ense�anza desviada que no tiene base en las Escrituras. Tengamos cuidado de no ser “llevados por doquiera de todo viento de doctrina” (Efesios 4:14).