Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre los hijos?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre los hijos?”

Respuesta:
El t�rmino hijo en la Biblia se utiliza de varias maneras, pero siempre se refiere a una relaci�n o v�nculo. En hebreo, es ben (piensa en “Benjam�n”, que significa “hijo de mi mano derecha”), en arameo bar (“Sim�n Bar-Jonah” de Mateo 16:17), y en griego, auios. La mayor�a de las veces se utiliza para indicar un descendiente directo, ya sea un hijo o un nieto. No obstante, hijo tambi�n se utiliza como met�fora para reflejar una caracter�stica, profesi�n o ciudadan�a.

B�sicamente, un “hijo” en la Biblia es un descendiente masculino directo. La palabra no se limitaba a la primera generaci�n; cuando Pablo predicaba en Antioqu�a, denominaba a los jud�os presentes “hijos de la familia de Abraham”. Como ahora, la gente de aquella �poca utilizaba la palabra hijo para referirse a alguien m�s joven o de condici�n social inferior, como hizo el sacerdote El� con Samuel (1 Samuel 3:16) y Jes�s con el paral�tico (Mateo 9:2).

Sin embargo, el t�rmino hijo suele tener un significado m�s profundo que se entremezcla con la genealog�a. Cuando Jes�s dice de Zaqueo en Lucas 19:9: “Hoy ha venido la salvaci�n a esta casa; por cuanto �l tambi�n es hijo de Abraham”, Jes�s no s�lo quer�a decir que Zaqueo era jud�o, descendiente directo de Abraham. Quer�a decir que Zaqueo ten�a fe. G�latas 3:7 lo explica: “Sabed, por tanto, que los que son de fe, �stos son hijos de Abraham”: Zaqueo era un “hijo de Abraham” porque particip� en el Pacto de Abraham, que inclu�a la aceptaci�n de la bendici�n de Cristo. Y en Mateo 1:1, cuando se identifica a Jes�s como “hijo de David, hijo de Abraham”, los t�rminos no s�lo significan que Jes�s descend�a directamente de David y Abraham (lo cual era as�). En ambos casos, ser “hijo” significa seguir los pasos de alguien; emular las acciones de otro; continuar y, hasta cierto punto, cumplir la vida y el prop�sito del “padre”. Los creyentes somos “hijos de Abraham”, porque cumplimos la promesa que Dios le hizo a Abraham de que bendecir�a al mundo a trav�s de su descendencia (G�nesis 12:3). Jes�s es el “Hijo de David” porque es el cumplimiento de la promesa de Dios de que David siempre tendr�a un descendiente en el trono (2 Samuel 7:10-13). En estos casos, Abraham y David se convierten en algo m�s que personas o patriarcas; se convierten en la encarnaci�n de una idea – espec�ficamente, la obra de Dios en la humanidad -. Ser hijo es participar en el gran prop�sito de la vida de otro (Mateo 13:38; Lucas 6:35).

La palabra hijo tambi�n puede referirse al car�cter o la identidad de una persona. Un “hijo de Aar�n” era un sacerdote, un “hijo de Asaf” era un m�sico y compositor (2 Cr�nicas 35:14-15), y un “hijo de los profetas” era un profeta (2 Reyes 2:3). “Hijo de” tambi�n se usaba metaf�ricamente para identificar la naturaleza de una persona o un rasgo de su personalidad: A Jes�s se le llama “Hijo de Dios”, un t�tulo que comunica Su naturaleza divina (1 Juan 5:13); y los “hijos del trueno” – Santiago y Juan – eran conocidos por su personalidad algo extrovertida (Marcos 3:17). El t�rmino hijo pod�a referirse a la nacionalidad: un “hijo de Si�n” era un jud�o, un ciudadano de Israel o Jerusal�n. Hijo tambi�n indicaba religi�n: hijos de Quemos (N�meros 21:29) e hijos de Belial (Deuteronomio 13:13). Este es quiz�s el uso m�s nefasto de la palabra, ya que indica que los paganos segu�an el prop�sito de estos dioses-demonios.

As�, ser “hijo” es estar estrechamente relacionado y aliado con una persona, lugar o caracter�stica. Esto es cierto tambi�n para los hijos biol�gicos. G�nesis 5:3 identifica a Set como el hijo biol�gico de Ad�n, pero m�s a�n como un “hijo a su semejanza, seg�n su imagen”. Cuando Rebeca e Isaac tuvieron gemelos, Isaac se identific� m�s con Esa�, mientras que Rebeca amaba a Jacob (G�nesis 25:27-28). Ser hijo en el Israel de la �poca de Jes�s era ser una extensi�n y un representante de los padres, especialmente del padre (Marcos 12:6).

Los consejos que se dan a los padres sobre los hijos son universales tambi�n para las hijas:

– Ense�arles sobre Dios (Deuteronomio 11:18-19)

– Ens��ales a utilizar correctamente sus talentos y dones (Proverbios 22:6)

– No los frustres hasta el punto de que se vuelvan irrespetuosos (Efesios 6:4)

– Disciplinarlos adecuadamente (Proverbios 19:18)

– Provee para sus necesidades (Mateo 7:9)

– Perdonarles (Lucas 15:24)

– Comprender que son una bendici�n (Salmo 127:3-5)

Lo m�s importante que los padres pueden hacer por sus hijos es llevarlos a ser hijos de Dios. En �ltima instancia, nuestros hijos no son de nuestra propiedad. Romanos 8:14 explica cu�l debe ser nuestro objetivo final como padres: “Porque todos los que son guiados por el Esp�ritu de Dios, �stos son hijos de Dios”. Un hijo puede heredar nuestros ojos, nuestra estatura o nuestro gusto por la vida al aire libre, pero lo m�s grande que puede heredar es nuestra fe y nuestra condici�n de hijos de Dios: “Y por cuanto sois hijos, Dios envi� a vuestros corazones el Esp�ritu de su Hijo, el cual clama: �Abba, Padre!” (G�latas 4:6). Cuando nacen de nuevo, se convierten en algo m�s que nuestros hijos: se convierten en nuestros hermanos (Romanos 8:16-17).

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