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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre las hijas?”
Respuesta:
En lugar de referirse a los ni�os como “hijos”, la Biblia con frecuencia se refiere a ellos como “hijos e hijas”. En las genealog�as del Antiguo Testamento, apenas se menciona a las hijas en comparaci�n con los hijos, porque el linaje familiar, con sus bendiciones y maldiciones, se transmit�a a trav�s del var�n. Sin embargo, en la mayor�a de los otros lugares, los hijos varones y las hijas se mencionan juntos cuando se hace referencia a los hijos.
Una frase metaf�rica com�n en el Antiguo Testamento es hijas de Si�n o hijas de Jerusal�n, que se refiere a Israel en general y a la relaci�n amorosa y paciente que Dios tiene con Su pueblo elegido (por ejemplo, 2 Reyes 19:21; Isa�as 62:11). Jes�s utiliza la misma frase en Lucas 23:28. Hija en el contexto de la met�fora hija de Jerusal�n implica que Dios es un Padre amoroso para Su pueblo.
Las mujeres en muchas culturas (y ciertamente en la antigua cultura jud�a) eran consideradas las guardianas de la vida familiar y del hogar. Isa�as pinta un cuadro conmovedor de c�mo las mujeres y las familias se ven afectadas durante un tiempo de destrucci�n o juicio: “Y cual ave espantada que huye de su nido, as� ser�n las hijas de Moab en los vados de Arn�n” (Isa�as 16:2). Ya que las mujeres son la fuente de la permanencia de un pueblo y la clave de la fertilidad, una referencia espec�fica a las hijas de una sociedad que sufre un juicio conlleva la connotaci�n de la p�rdida de la vida e incrementa la sensaci�n de peligro.
En el Nuevo Testamento, las hijas de Felipe ten�an el don de la profec�a (Hechos 21:9). En el d�a de Pentecost�s, el Esp�ritu se derram� sobre todos los creyentes, lo que supuso el cumplimiento de la profec�a de Joel 2:28-32: “y profetizar�n vuestros hijos y vuestras hijas. . . . tambi�n sobre los siervos y sobre las siervas derramar� mi Esp�ritu en aquellos d�as” (Hechos 2:17-18). Tanto los hombres como las mujeres son vasos para el ministerio del Esp�ritu Santo.
La palabra hijas, al igual que la palabra hijos, se utiliza a veces de forma figurada en las Escrituras para referirse a personas con un atributo espiritual o una cualidad de car�cter calcada a la de otra persona. Por ejemplo, a las esposas que se someten a sus maridos se les llama “hijas” de Sara en 1 Pedro 3:6, porque est�n siguiendo el ejemplo piadoso de Sara, quien obedeci� a su esposo, Abraham.
El Se�or quiere que nosotros, tanto hombres como mujeres, nos acerquemos a �l como nuestro Padre. As� como las hijas amorosas respetan y honran a sus padres terrenales con una conducta pura y un coraz�n alegre y agradecido, las hijas espirituales de Dios lo honran a �l. Las hijas de Dios, junto con sus hermanos, son el templo de Dios y Su morada (Mateo 23:8; Marcos 3:32-33; Juan 14:23).