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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre las fuerzas del orden / la polic�a?”
Respuesta:
Resulta bastante conocido que Dios dio un conjunto de leyes y, con ellas, unas directrices para el cumplimiento de las mismas. La ley Mosaica no s�lo defin�a el pecado, sino que especificaba las penas para los que quebrantaban la ley. Sin el cumplimiento de la ley, cualquier ley carece de sentido. Puede que la gente de los tiempos b�blicos no tuviera una fuerza policial tal como la vemos hoy en d�a, pero definitivamente ten�an a aquellos que promov�an la justicia haciendo cumplir la ley. Las referencias b�blicas a los vigilantes (Ezequiel 33:6), a los guardias armados (Nehem�as 4:13) y a los jueces (Ezequiel 44:24 y todo el libro de los Jueces) podr�an considerarse ejemplos del cumplimiento de la ley.
Dios es un Dios de justicia (Deuteronomio 32:4), y exige justicia a Su pueblo: “La justicia, la justicia seguir�s” (Deuteronomio 16:20). Este mandato implica la necesidad de hacer cumplir la ley. Dios siempre ha dado al hombre la responsabilidad de hacer cumplir la ley (y por tanto de mantener la justicia). “Defended al d�bil y al hu�rfano; / Haced justicia al afligido y al menesteroso. / Librad al afligido y al necesitado; / Libradlo de mano de los imp�os” (Salmo 82:3-4).
Romanos 13 trata de la sumisi�n a las autoridades gubernamentales, y el mismo pasaje es instructivo sobre el prop�sito de la aplicaci�n de la ley y el trabajo de la polic�a: “Porque los gobernantes no son motivo de temor para los de buena conducta, sino para el que hace el mal…pues es para ti un ministro de Dios para bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues ministro es de Dios, un vengador que castiga al que practica lo malo” (Romanos 13:3-4). Los oficiales de polic�a o de paz representan a los “gobernantes” que se mencionan en este pasaje y ejercen su autoridad.
Por lo tanto, un cristiano comprometido con el cumplimiento de la ley o el trabajo policial est� haciendo algo bueno y piadoso. El oficial de polic�a que hace cumplir la ley leg�tima de la tierra debe considerarse a s� mismo un siervo de Dios y, hacia el infractor de la ley, un agente de la ira de Dios que ha sido enviado para mantener la paz. Uno de los trabajos m�s importantes de todo oficial de polic�a es frenar el mal en la sociedad: una carrera peligrosa, una vocaci�n noble y una profesi�n congruente con el deseo b�blico de justicia y rectitud.