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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la sensualidad?”
Respuesta:
En la Biblia, la sensualidad por lo general se encuentra junto con otros pecados que incluyen la promiscuidad sexual y la perversi�n. La sensualidad puede ser definida como “la inclinaci�n a satisfacer los placeres del cuerpo; la libre complacencia de los placeres carnales”. La palabra griega que se traduce frecuentemente como “sensualidad” significa “conducta escandalosa, escandalosa para la dignidad p�blica; violencia desenfrenada”. La sensualidad es una completa entrega a la gratificaci�n de los sentidos, que excluye el alma y el esp�ritu.
La sensualidad es un abuso de los dones que Dios nos ha dado. Los que est�n atrapados en la sensualidad abusan del don de la vista al complacer a los ojos con im�genes prohibidas como la pornograf�a. Pueden complacer los o�dos con conversaciones, chistes o m�sica indecentes (Efesios 5:4). Los que se entregan a la sensualidad, se entregar�n a “fiestas escandalosas” (1 Pedro 4:3 – TLA), al abuso de drogas y alcohol (Proverbios 20:1), a la inmoralidad sexual (Oseas 4:10-11) y a la necedad (Marcos 7:21-22). Los sensuales siguen los deseos pecaminosos de la carne sin l�mites ni restricciones. Efesios 4:19 dice que los imp�os, “han perdido la verg�enza, se han entregado totalmente a los vicios, y hacen toda clase de indecencias”.
La sensualidad aparece a menudo como una caracter�stica de los que “no heredar�n el reino de Dios” (G�latas 5:19-21). Cuando la Biblia habla de sensualidad, se refiere a la p�rdida de control sobre las pasiones y los malos deseos. La sexualidad depravada por lo general tambi�n forma parte de ella. Romanos 1:21-32 da una detallada descripci�n de los que est�n esclavizados por la sensualidad, que conduce a las perversiones sexuales y finalmente a una mente depravada. La sensualidad se opone directamente al deseo de Dios de que vivamos “por el Esp�ritu” (G�latas 5:19, 25). G�latas 5:16 dice: “Andad en el Esp�ritu, y no satisfag�is los deseos de la carne”. Si estamos andando en el Esp�ritu, no nos entregaremos a la sensualidad.
La sensualidad no tiene lugar en la vida de un hijo de Dios (1 Pedro 4:3). Romanos 8:4 dice que los cristianos “no andamos conforme a la carne, sino conforme al Esp�ritu”. Primera Juan 2:15-16 nos advierte que no debemos amar “las cosas que est�n en el mundo”, que incluyen “los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la vanagloria de la vida”. Esas cosas resumen la esencia de la sensualidad. Jes�s dijo: “Si alguno quiere venir en pos de m�, ni�guese a s� mismo, tome su cruz cada d�a, y s�game” (Lucas 9:23). Esa “cruz” representa la muerte a nuestra vieja naturaleza pecaminosa. Nadie llevaba una cruz que esperaba volver vivo. Jes�s estaba diciendo que, para seguirlo, tenemos que dejar que mate esa vieja naturaleza pecaminosa, la cual incluye la sensualidad. No podemos complacer a Jes�s y a nuestra carne (Romanos 8:8). Jes�s va en la direcci�n opuesta a nuestra carne. As� que antes de poder realmente seguir a Cristo, debemos estar dispuestos a morir a nuestra vieja naturaleza, que incluye la sensualidad (1 Pedro 2:24; Romanos 6:2, 11).