Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la rebeli�n?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la rebeli�n?”

Respuesta:
La rebeli�n es el rechazo a la autoridad. La rebeli�n puede llegar a ser violenta, como por ejemplo “estall� una rebeli�n armada en la ciudad”, aunque tambi�n puede no expresarse. La rebeli�n siempre comienza en el coraz�n. La rebeli�n contra la autoridad de Dios fue el primer pecado de la humanidad (G�nesis 3) y sigue siendo nuestra ruina. Nuestra naturaleza pecaminosa no quiere someterse a la autoridad de otro, incluso a la de Dios. Queremos ser nuestros propios jefes, y esa rebeli�n en el coraz�n humano es la ra�z de todo pecado (Romanos 3:23).

El ejemplo m�s claro en la Biblia de la rebeli�n y sus consecuencias se encuentra en 1 Samuel 15. El rey Sa�l, a quien Dios escogi� para dirigir a Israel, se volvi� orgulloso. Pens� que sab�a mejor que Dios lo que �l quer�a de �l, as� que desobedeci� las instrucciones directas de Dios (1 Samuel 15:3) y las reemplaz� por su propia idea. En vez de seguir la directiva de Dios de destruir todo el bot�n del campamento enemigo, Sa�l se qued� con lo mejor de los animales. Adem�s, en lugar de matar al malvado rey Agag como Dios hab�a ordenado, Sa�l lo trajo de vuelta como prisionero. Ambos actos fueron una rebeli�n contra las �rdenes de Dios, y sin embargo Sa�l se complaci� con su decisi�n y trat� de justificar su desobediencia: despu�s de todo, los animales deb�an ser sacrificados al Se�or (vers�culo 15).

La rebeli�n contra la correcta autoridad es un tema serio a los ojos de Dios. El profeta Samuel se enfrent� al rey Sa�l con estas palabras: “Y Samuel dijo: �Se complace el Se�or tanto en los holocaustos y v�ctimas, como en que se obedezca a las palabras del Se�or? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atenci�n que la grosura de los carneros. Porque como pecado de adivinaci�n es la rebeli�n, y como �dolos e idolatr�a la obstinaci�n. Por cuanto t� desechaste la palabra del Se�or, �l tambi�n te ha desechado para que no seas rey” (1 Samuel 15:22-23). En este pasaje, la rebeli�n est� relacionada con el orgullo, y ambos pecados tienen similitud con la brujer�a y el paganismo. Debido a la persistente rebeli�n de Sa�l contra Dios, perdi� el trono y su dinast�a real qued� truncada. Dios entreg� el reino a un pastorcillo llamado David (1 Samuel 13:14).

La historia de Israel es un ciclo de rebeli�n y restauraci�n (Jueces 2:10-19; Isa�as 59:13; N�meros 14:18). Cuando Dios dio a los israelitas la ley, estaba ense�ando al mundo que el universo tiene una cadena de mando. El Dios que descendi� en el Sina� con “truenos y rel�mpagos, y espesa nube sobre el monte, y sonido de bocina muy fuerte” (�xodo 19:16) est� al mando. Los seres humanos pueden ser la corona de Su creaci�n (Hebreos 2:7), pero no somos los dioses de la misma. Aunque tenemos la libertad de elegir obedecer al Se�or o no, Su ley a�n prevalece. Cuando nos rebelamos contra Su derecho a ser nuestro Se�or, vienen las consecuencias, como ocurri� con Sa�l (ver Romanos 6:23).

Dentro de la civilizaci�n humana, Dios tambi�n ha establecido una cadena de mando, y es pecado la rebeli�n contra el orden ordenado por Dios. Romanos 13:1-7 nos ordena someternos a las autoridades que gobiernan, siempre y cuando esas autoridades no nos exijan desobedecer la autoridad de Dios (cf. Hechos 5:29). La rebeli�n contra la autoridad justa conduce a la anarqu�a y a la disoluci�n de la sociedad. En el hogar, la cadena de autoridad de Dios es que el esposo debe ser la cabeza de la familia. La responsabilidad del marido es dirigir a su familia en la sumisi�n a Cristo (Efesios 5:23). La esposa debe someterse a su marido, y los hijos deben obedecer a sus padres (Efesios 5:22; 6:1; Colosenses 3:18, 20). La rebeli�n contra la autoridad familiar tambi�n conduce al caos y a tener hogares disfuncionales.

Dentro de la iglesia, Dios tambi�n ha establecido el orden. Ha designado a los ancianos para que pastoreen y vigilen la congregaci�n (1 Timoteo 5:17; 1 Tesalonicenses 5:12; Hebreos 13:17). Aunque los ancianos o pastores nunca deben tener un control absoluto sobre nadie, se les debe honrar y obedecer siempre que sea saludable para la iglesia y para la persona. La rebeli�n en el seno de una iglesia conduce a la divisi�n y a los conflictos, y genera una p�rdida a la hora de realizar la obra de Dios (1 Corintios 3:3-6).

En cada coraz�n humano germina la semilla de la rebeli�n en lo profundo. Nos gusta luchar por nuestros derechos y, cuando creemos que alguien no respeta nuestros “derechos”, nos rebelamos. Aprender a acudir a la autoridad es una forma de evitar la rebeli�n y, aun as�, encontrar una soluci�n a un problema. Pensar de forma creativa es otra manera de canalizar nuestra pasi�n por el cambio hacia v�as constructivas. Ofrecer soluciones de forma respetuosa permite a nuestras autoridades considerar opciones que quiz� no habr�an podido encontrar si no fuera por nuestro aporte. La relaci�n de Daniel con el funcionario babil�nico es un buen ejemplo de c�mo mostrar respeto y evitar la rebeli�n (Daniel 1:8-16). Aunque adherirnos a la verdad con frecuencia requiere desafiar a los que tienen autoridad, la rebeli�n absoluta contra cualquier autoridad establecida por Dios rara vez es sancionada por �l.

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