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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la oraci�n por los enfermos?”
Respuesta:
En el Antiguo Testamento hay muy pocos ejemplos de personas que hayan sido sanas despu�s de haber orado directamente a Dios por la sanidad. Por lo general, la petici�n de sanidad se hace a trav�s de un profeta que puede orar por la sanidad o bien ser un canal para que el poder de Dios realice un milagro de sanidad o incluso de resurrecci�n. David or� para que su hijo peque�o fuera sanado, pero Dios no le concedi� su petici�n (2 Samuel 12:16-17). Cuando el profeta Isa�as le dijo a Ezequ�as que iba a morir, or� pidiendo m�s tiempo, y Dios le concedi� quince a�os m�s de vida (2 Reyes 20).
Si la incapacidad de tener hijos se considera una enfermedad, son m�s numerosos los casos en los que se ora por la “sanidad” y posteriormente Dios concede la petici�n.
En los Evangelios, Jes�s san� a un gran n�mero de personas que se lo pidieron. En los Hechos, un n�mero de personas son sanadas despu�s de pedir a los ap�stoles que los sanen, siguiendo el patr�n del Antiguo Testamento de buscar la sanidad de un profeta de Dios. Ninguno de estos casos parece tener una aplicaci�n directa para nosotros hoy.
En Filipenses 1, Pablo dice que Epafrodito estaba enfermo, incluso a punto de morir, pero que Dios se apiad� de �l y lo san� (vers�culos 25-29). Podemos suponer que Pablo or� por la sanidad de Epafrodito, pero eso no se dice expl�citamente. En 1 Timoteo 5:23, Pablo menciona que Timoteo tiene una enfermedad recurrente que parece estar relacionada con el est�mago, y le recomienda beber un poco de vino. No le dice a Timoteo que pida la sanidad. En 2 Corintios 12, Pablo ora para que le sea quitado un “aguij�n en la carne”, pero Dios se niega a hacerlo. Como resultado, Pablo dice que se regocijar� en sus dolencias – una palabra que normalmente se usa para referirse a varias enfermedades -. En este caso, Pablo or� por la sanidad, pero su petici�n fue denegada. En lugar de otorgar la sanaci�n, el Se�or le dijo a Pablo que confiara en Su gracia (vers�culo 9).
La �nica instrucci�n b�blica expl�cita relacionada con la oraci�n por la sanidad se encuentra en Santiago 5:13-16: “�Est� alguno entre vosotros afligido? Haga oraci�n. �Est� alguno alegre? Cante alabanzas. �Est� alguno enfermo entre vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por �l, ungi�ndole con aceite en el nombre del Se�or. Y la oraci�n de fe salvar� al enfermo, y el Se�or lo levantar�; y si hubiere cometido pecados, le ser�n perdonados.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que se�is sanados. La oraci�n eficaz del justo puede mucho”.
Santiago da instrucciones espec�ficas. La persona enferma debe iniciar el encuentro y pedir que los ancianos oren por su sanidad. Los ancianos ungen al enfermo con aceite y ofrecen una oraci�n de fe, y Dios promete “levantarlo”. Sin embargo, como el contexto inmediato tiene que ver con la confesi�n de los pecados y el perd�n, puede ser que la enfermedad en cuesti�n sea el resultado de un pecado espec�fico. En cualquier caso, este procedimiento es un esfuerzo de grupo que involucra al liderazgo de la iglesia. Adem�s, son los ancianos quienes est�n llamados a ejercer la fe en su oraci�n. Esto parecer�a descartar la afirmaci�n de que algunos “sanadores” no pueden sanar porque el enfermo no tiene suficiente fe.
En principio, Santiago 5:13-16 parecer�a garantizar la sanidad en todo momento, pero debemos consultar toda la Escritura. Hay otros pasajes sobre la oraci�n que, tomados aisladamente, tambi�n parecen ofrecer un “cheque en blanco” de Dios:
Marcos 11:24: “Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibir�is, y os vendr�”.
Mateo 21:22: “Y todo lo que pidiereis en oraci�n, creyendo, lo recibir�is”.
Juan 14:13: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo har�, para que el Padre sea glorificado en el Hijo”
Juan 15:7: “Si permanec�is en m�, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que quer�is, y os ser� hecho”.
Juan 16:23: “De cierto, de cierto os digo, que todo cuanto pidiereis al Padre en mi nombre, os lo dar�”.
Estos vers�culos deben entenderse en el contexto m�s amplio de orar siempre seg�n la voluntad de Dios, como dice 1 Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en �l, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, �l nos oye” (�nfasis a�adido). Estos vers�culos deben entenderse en el contexto m�s amplio de orar siempre seg�n la voluntad de Dios, como dice 1 Juan 5:14: “Y esta es la confianza que tenemos en �l, que si pedimos alguna cosa conforme a su voluntad, �l nos oye” (�nfasis a�adido). La condici�n para orar de acuerdo a la voluntad de Dios es af�n a la instrucci�n de orar “en el nombre de Jes�s”. Orar en el nombre de Jes�s es orar por cosas que honren y glorifiquen a Jes�s. Desear cosas fuera de la voluntad de Dios no honra a Jes�s.
Jes�s provee un ejemplo de orar seg�n la voluntad de Dios. En Getseman�, or� para que se pudiera evitar “esta copa” (la crucifixi�n), pero “pero no se haga mi voluntad, sino la tuya” (Lucas 22:42). Jes�s no evit� la cruz, pues era la voluntad de Dios que sufriera por ella.
Tomando toda la ense�anza sobre la sanidad y la oraci�n juntas, es apropiado orar por la sanidad o cualquier otra cosa que sintamos que necesitamos o deseamos. Sin embargo, siempre tenemos que reconocer conscientemente que nos remitimos al juicio de Dios para que nos d� lo mejor, y a menudo no sabemos lo que es mejor para nosotros o lo que encaja en Su plan general. Orar “no se haga mi voluntad, sino la tuya” no se debe a una falta de fe como algunos ense�an; m�s bien, es la m�xima declaraci�n de fe en la bondad de Dios y en Su plan y prop�sitos. No hay evidencia en las Escrituras de que siempre sea la voluntad de Dios sanar. De hecho, tenemos muchos ejemplos en las Escrituras en que Dios no sana a la gente. A veces es Su voluntad hacernos sufrir a trav�s de dificultades o enfermedades para que tengamos un nivel de salud espiritual m�s alto del que podr�amos alcanzar de otra manera.