
topreadz.com/Espanol
Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la imagen que uno tiene de s� mismo?”
Respuesta:
La imagen siempre depende de la perspectiva. Una visi�n equivocada o un espejo empa�ado pueden afectar en gran medida a la forma en que nos percibimos a nosotros mismos (1 Corintios 13:12). Si no tenemos un est�ndar objetivo con el cual medirnos, la imagen que tenemos de nosotros mismos ser� borrosa (1 Corintios 4:3-4). La Biblia brinda una gu�a respecto a la correcta visi�n de nuestra propia imagen.
Todas las personas han sido creadas a imagen de Dios (G�nesis 1:26-27). Por ello, cada persona tiene un gran valor y estima.
Todas las personas son muy amadas por Dios. Romanos 5:8 declara: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo a�n pecadores, Cristo muri� por nosotros”. El amor de Dios tambi�n nos da valor y estima.
La Biblia tambi�n nos dice que toda persona es pecadora. Romanos 3:23 ense�a que todos han pecado y est�n destituidos de la gloria de Dios. Somos pecadores por naturaleza (Salmo 51:5) y en la pr�ctica (Eclesiast�s 7:20). Efesios 2:1 dice que, antes de la salvaci�n, estamos “muertos en… delitos y pecados”; el vers�culo 3 dice que “�ramos por naturaleza hijos de ira”.
Por causa de nuestro pecado, necesitamos un Salvador que perdone nuestros pecados y restaure nuestra relaci�n con Dios. Afortunadamente, Dios am� tanto al mundo que envi� a Su �nico Hijo, para que todo el que cree en �l tenga vida eterna (Juan 3:16). Nuestra salvaci�n no es el resultado de nuestra bondad, sino de la gracia de Dios: “Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos am�, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos)” (Efesios 2:4-5).
Los que han cre�do en Jes�s llegan a ser nuevas creaciones. Segunda de Corintios 5:17 ense�a: “De modo que si alguno est� en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aqu� todas son hechas nuevas”. El vers�culo 21 dice: “Al que no conoci� pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fu�semos hechos justicia de Dios en �l”. Aunque antes est�bamos destinados a la ira, en Cristo somos hechos nuevos. Nuestra identidad principal ya no es la de un pecador, sino la de un hijo de Dios perdonado y justificado (ver Juan 1:12).
Como creyentes, seguimos pecando, pero se nos ofrece un perd�n continuo, y por gracia seguimos creciendo en el Se�or (1 Juan 1:9; Romanos 8:29). Seguimos luchando con diversas tentaciones y deseos, pero ahora somos libres de la esclavitud del pecado y la muerte (Romanos 6:1-14; G�latas 5:1).
Juan 1:12 nos dice que nos convertimos en hijos de Dios por la fe en Jesucristo. Efesios 1:3-14 detalla algunas de las bendiciones espirituales que tenemos en Cristo. Nuestra identidad se encuentra en �l (Colosenses 3:3). La imagen que tenemos de nosotros mismos debe basarse en lo que Dios dice que somos. S�, fuimos pecadores, y todav�a luchamos contra nuestra carne pecadora, pero, si estamos en Cristo, somos hijos amados. Estamos seguros: completamente conocidos, completamente perdonados y totalmente amados por Dios, el mism�simo Creador de nuestras almas. Ya no estamos condenados (Romanos 8:1), y no necesitamos condenarnos a nosotros mismos (1 Juan 3:19-24). Por la fe, somos vencedores (Romanos 8:31-37), y nada puede separarnos del amor de Dios (Romanos 8:38-39).
Nuestra imagen personal no debe estar influida por el orgullo humano (Filipenses 2:3-4) ni devastada por la realidad del pecado. La imagen correcta de uno mismo es tener humildad a los ojos de Dios (1 Pedro 5:6-11; Santiago 4:4-10). La correcta imagen de s� mismo es comprender nuestra gran necesidad de Dios y Su gran amor por nosotros. Es regocijarse en Su verdad y vivir conscientes de nuestro valor para �l y de nuestra identidad en Jesucristo (G�latas 4:6-7; Romanos 8:14-17). “Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conocer� como fui conocido” (1 Corintios 13:12). Un d�a, estaremos con Dios en el cielo, totalmente restaurados y con una visi�n clara de qui�n es �l y qui�nes somos nosotros en �l.