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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la guerra?”
Respuesta:
La Biblia habla de la guerra en varios contextos, como la de un soldado contra un ej�rcito enemigo (Josu� 8:1-11; 1 Samuel 14:52; 17:19), la que se produce entre personas a causa de una discusi�n o de otro conflicto (2 Corintios 7: 5), la guerra entre el alma del cristiano y las fuerzas espirituales del mal (Efesios 6:12; Judas 1:3), la guerra entre �ngeles y demonios (Apocalipsis 12:7), y la guerra de una persona tratando de superar sus propias tendencias pecaminosas (2 Timoteo 4:7; 1 Timoteo 6:12). Dependiendo de la situaci�n, la guerra puede ser noble y buena o puede ser pecaminosa, pero la guerra no es mala en s� misma. El prop�sito de la guerra es lo que determina si es buena o mala. Tambi�n Dios lucha en favor de Su pueblo quien conf�a en �l (�xodo 14:14; Deuteronomio 1:30; Nehem�as 4:20). En Isa�as 42:13 a Dios se le llama “hombre de guerra”.
La guerra en la Biblia puede ser f�sica o espiritual. En cualquier caso, el prop�sito del conflicto es establecer el dominio sobre la oposici�n. Esa oposici�n puede ser un ej�rcito humano, Satan�s o el pecado. La guerra requiere un esfuerzo intenso; es una lucha en la que hay que esforzarse al m�ximo, ya sea f�sica, emocional, mental o espiritualmente. Cuando Judas nos dice que “contend�is ardientemente por la fe” (Judas 1:3), usa un t�rmino de la palabra griega ag�nizomai. Eugene Peterson parafrasea Judas 1:3 como “pelea con todas tus fuerzas”.
Hay cosas, como el Evangelio, que merecen la pena luchar por ellas. Sin embargo, hay muchas otras que no merecen la pena. Los cristianos no tienen que pelearse entre ellos, sino esforzarse por la paz dentro del cuerpo de Cristo (Hebreos 12:14; 1 Pedro 1:11). No debemos luchar contra el gobierno, sino sujetarnos a sus leyes (Romanos 13:2), sabiendo que nuestro verdadero gobernante es Cristo (Isa�as 9:7) y que pertenecemos a Su reino. Al hablar con Pilato, Jes�s dijo que, si Su reino fuera de este mundo, Sus siervos se levantar�an y pelear�an en Su nombre; pero Su reino no es de este mundo (Juan 18:36). Pedro aprendi� esta lecci�n por las malas (Mateo 26:52).
Con mucha frecuencia, las guerras son una se�al de pecado en nuestras vidas. Santiago llega a la ra�z del problema: “�De d�nde vienen las guerras y los pleitos entre vosotros? �No es de vuestras pasiones, las cuales combaten en vuestros miembros? Codici�is, y no ten�is; mat�is y ard�is de envidia, y no pod�is alcanzar; combat�s y luch�is, pero no ten�is lo que dese�is, porque no ped�s. Ped�s, y no recib�s, porque ped�s mal, para gastar en vuestros deleites” (Santiago 4:1-3). La mayor�a de las guerras se deben al ego�smo y a la codicia. Los santos de Dios no deber�an caer en discusiones, pleitos o disputas por las cosas de este mundo.
Los cristianos estamos llamados a luchar f�sicamente si es necesario. No tiene nada de malo luchar en defensa de los inocentes o en defensa del propio hogar, de la propia familia o de la propia patria. Por ejemplo, un soldado cristiano est� obligado a luchar para ser obediente a sus comandantes militares. Los soldados se mencionan a lo largo de los Evangelios, y Jes�s nunca los trata como pecadores o incorrectos en el cumplimiento de sus deberes, ni les ordena que abandonen el servicio. Juan el Bautista les dice que sean justos y honrados (Lucas 3:14). En la Biblia, tambi�n se describen varios soldados como hombres piadosos y fieles (Hechos 10:7; Mateo 8:5-13). Todos los cristianos est�n llamados a luchar espiritualmente. Dios nos proporciona la armadura (Efesios 6:10-17). La guerra espiritual es contra el pecado, contra las doctrinas y las pr�cticas equivocadas que corrompen la iglesia, y contra la vieja naturaleza pecaminosa dentro de nosotros. La vida del creyente se compara con la vida de un soldado (2 Timoteo 2:1-4; Filem�n 1:2). Seg�n la Biblia, si el adversario es malo y la causa es buena, no tiene nada de malo luchar.