Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la diligencia?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la diligencia?”

Respuesta:
La diligencia, o la constancia a la hora de esforzarse, tiene como resultado un trabajo cuidadoso, activo y persistente. Las personas diligentes terminan el trabajo. No se rinden hasta que lo hayan entregado todo. La Biblia usa la palabra diligencia de distintas maneras, pero siempre en un sentido positivo.

La diligencia es mencionada un par de veces en el libro de Proverbios. Un proverbio es un dicho que expresa una verdad general sobre la vida cotidiana, y lo cierto es que la diligencia es buena para nosotros:

�La mano negligente empobrece; mas la mano de los diligentes enriquece� (Proverbios 10:4).

Este proverbio nos dice que los que trabajan de forma diligente seguramente cosechar�n un buen resultado, pero los que se niegan a trabajar con diligencia sufren las consecuencias. Otro:

�El alma del perezoso desea, y nada alcanza; mas el alma de los diligentes ser� prosperada� (Proverbios 13:4).

Este proverbio pone de nuevo en contraste a los diligentes con los perezosos y muestra que las personas diligentes han planificado, ahorrado y trabajado con anticipaci�n para satisfacer sus necesidades. En cambio, los perezosos, o los que no son diligentes, nunca tienen lo suficiente porque no terminan un trabajo. Abandonan o realizan un trabajo de mala calidad y recogen los resultados de su falta de diligencia.

En Proverbios 4:23 se nos dice que guardemos nuestros corazones con diligencia porque todo lo que hacemos sale del coraz�n. Si no somos diligentes en guardarnos de la falsedad, los malos pensamientos y los malos deseos, entonces nuestro enemigo, Satan�s, estar� listo para aprovecharse. La diligencia conlleva una acci�n intencional de guardar nuestros corazones, m�s que una aceptaci�n de todo lo que entra en ellos. Segunda Corintios 10:5-6 da un ejemplo de c�mo guardar nuestros corazones “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. As� como un guardia es diligente en la protecci�n de una fortaleza, nosotros tambi�n debemos ser diligentes en la protecci�n de nuestros corazones y mentes.

Despu�s de indicar las �rdenes e instrucciones espec�ficas, Pablo exhort� a Timoteo “s� diligente en estos asuntos; entr�gate de lleno a ellos, de modo que todos puedan ver que est�s progresando” (1 Timoteo 4:15 – NVI). Los “asuntos” en los que Timoteo ten�a que ser diligente inclu�an identificar a los falsos maestros (vers�culos 1-5), evitar f�bulas y discusiones infructuosas (vers�culo 7), ser “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, esp�ritu, fe y pureza” (vers�culo 12), y dedicarse “en la lectura, la exhortaci�n y la ense�anza” (vers�culo 13). No son sugerencias que se pueden probar, sino mandatos que hay que cumplir con diligencia.

Ser un seguidor de Cristo tambi�n es algo que hay que intentar hacer con diligencia. La falta de inter�s de algunos creyentes en su relaci�n con Dios no tiene cabida en la Biblia. Por el contrario, Jes�s dej� en claro que aquellos que deseaban ser Sus disc�pulos ten�an que hacerlo “todo” (Lucas 9:57-62). Si no buscamos diligentemente la justicia y la obediencia, fracasaremos. El mundo es muy atractivo, la tentaci�n es muy abundante. Hay muchas excusas para apartarse. Por eso, Jes�s recalc� que el mayor mandamiento es “amar�s al Se�or tu Dios con todo tu coraz�n, y con toda tu alma, y con toda tu mente y con todas tus fuerzas” (Marcos 12:28-31). En otras palabras, el objetivo final de la vida es el de amar diligentemente al Se�or. Todas las acciones fluyen de nuestra actitud en el coraz�n. Cuando la diligencia es la base de todo lo que hacemos, y decidimos actuar de forma correcta, establecemos normas que nos llevan a la excelencia y a la fidelidad a Dios.

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