Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la comunicaci�n?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Qu� dice la Biblia sobre la comunicaci�n?”

Respuesta:
Las dos formas m�s importantes de comunicaci�n son la del hombre con Dios y la de los seres humanos entre s�. La comunicaci�n es m�s que nuestra capacidad de hablar, sino tambi�n de escuchar. Al comunicarnos con Dios, el primer paso es escuchar. Las principales formas de comunicaci�n de Dios con nosotros son a trav�s de Su Palabra (Romanos 10:17) y por medio del Esp�ritu Santo (Juan 14:26). Dios habla a todos los creyentes a trav�s de la Biblia, que es todo lo que necesitamos para prepararnos para la vida cristiana (2 Timoteo 3:16). Para entender completamente la forma en que Dios se comunica con nosotros, es necesario que seamos diligentes para leer, estudiar, memorizar y meditar en Su Palabra. Intentar evitar este proceso, buscando revelaciones extrab�blicas o “escuchando” la voz de Dios, no s�lo es antib�blico, sino que nos expone al enga�o de nuestra propia naturaleza ca�da (Jerem�as 17:9; Proverbios 3:5) o, peor a�n, al enga�o de los demonios que siempre est�n tratando de infiltrarse en nuestras mentes (1 Pedro 5:8).

El objetivo de la comunicaci�n del Esp�ritu Santo con nosotros es, antes que nada, convencernos del pecado (Juan 16:7-11), y luego guiarnos a toda la verdad (Juan 16:13). Cuando Jes�s se fue, sus disc�pulos se entristecieron mucho porque ya no ten�an Su presencia confortante. Pero �l prometi� enviar el Esp�ritu para confortar, consolar y guiar a los que pertenecen a Cristo. El Esp�ritu tambi�n “da testimonio” a nuestros esp�ritus de que pertenecemos a �l, y as� nos asegura la salvaci�n (Juan 14:16; 15:26; 16:7). El Esp�ritu se comunica con el Padre por nosotros, intercediendo y orando por nosotros ante el trono, especialmente cuando estamos cansados y desanimados y no podemos orar nosotros mismos (Romanos 8:26).

Nuestra principal forma de comunicaci�n con Dios es la oraci�n. Debemos acercarnos a Dios en oraci�n para todas nuestras necesidades. Cuando nos falta algo, Dios dice que no es porque �l no pueda proveer, sino porque nosotros no pedimos con diligencia o pedimos con motivos equivocados (Santiago 4:2-3). Hasta Jes�s oraba con frecuencia gracias a los l�mites que tom� en forma humana (Lucas 3:21; Marcos 1:35; Mateo 26:36). Al no poder comunicarse con Dios cara a cara, como lo hac�a en el cielo, Jes�s or� con frecuencia y fervientemente para restablecer la comunicaci�n �ntima con el Padre. Debemos seguir Su ejemplo y “orad sin cesar” (1 Tesalonicenses 5:17).

A continuaci�n, debemos examinar c�mo nos comunicamos con nuestros pr�jimos. No es necesario decir que ninguna “palabra deshonesta” debe salir de los labios de un cristiano, ni en broma ni en serio (Colosenses 3:8). Santiago habla claramente de este tema en Santiago 1:19: “Por esto, mis amados hermanos, todo hombre sea pronto para o�r, tardo para hablar, tardo para airarse”. Cuando hablamos con ira, no mostramos el amor de Dios. Ya sea que hablemos con un miembro de la familia o con un extra�o, nuestra comunicaci�n siempre debe ser de una manera cari�osa. Si no, nuestro testimonio es afectado, as� como el nombre de Jesucristo cuando Su pueblo no tiene cuidado al hablar. La mejor manera de estar seguros de que lo que sale de nuestra boca es puro, es estar conscientes de lo que hay en nuestro coraz�n. Como Jes�s les record� a los fariseos: “De lo que sale del coraz�n, habla la boca”. Si nuestros corazones est�n llenos de impiedad, tarde o temprano saldr� en nuestra forma de hablar, sin importar lo mucho que intentemos frenarla. Por supuesto, nuestra comunicaci�n m�s importante al hombre debe ser el cumplimiento de Mateo 28:19-20 al comunicar el evangelio de Jesucristo a un mundo que desesperadamente necesita escucharlo.

Los creyentes deben constantemente examinar la forma en que se comunica. Tambi�n deber�amos tener en cuenta el estilo de las nuevas formas de comunicaci�n, como el correo electr�nico y los mensajes de texto. Nunca debemos permitir que la seguridad de una pantalla del computador nos lleve a palabras duras o imprudentes hacia otros. Tambi�n debemos tener en cuenta nuestro lenguaje corporal y nuestros gestos hacia los dem�s. No tiene sentido retener las palabras cuando nuestro lenguaje corporal transmite menosprecio, ira u odio hacia los dem�s. Cuando participamos en una conversaci�n, mientras nos preparamos para hablar, debemos hacernos estas preguntas: �Es cierto (�xodo 20:16)? �Es bueno (Tito 3:2)? �Es necesario (Proverbios 11:22)?

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