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Pregunta: “�Qu� dice Dios de m�?”
Respuesta:
Antes de ver lo que la Biblia dice sobre una persona, tenemos que desbaratar un concepto que est� creciendo en popularidad dentro del cristianismo moderno. Un mensaje enga�oso, propugnado por varios predicadores de los medios de comunicaci�n, autores de best-sellers y maestros de la prosperidad, consiste en que TODO gira en torno a m�. Dios tiene que ver conmigo. La Biblia es acerca de m�. El universo gira en torno a m�. Dentro de esta ideolog�a encontramos la idea equivocada de que Dios existe para m�. En vez de que Dios haya creado al hombre a Su imagen, hemos tratado de recrear a Dios a nuestra imagen.
Sin embargo, Dios tiene mucho que decir sobre nosotros como raza humana, y hay mucho que podemos aprender sobre nosotros mismos como individuos en la Biblia. Cuando leemos lo que la Biblia dice sobre nosotros, debemos utilizar los lentes de la reverencia y la humildad. La decisi�n de Dios de comunicarse con nosotros no es motivo de arrogancia de nuestra parte, sino de infinita gratitud. Para entender lo que Dios dice de m�, debo entender lo que Dios dice de s� mismo. De lo contrario, no tendr�a importancia. Si Dios no es quien dice ser, entonces poco importa lo que �l dice que soy.
Una cosa que Dios dice de m� es que he sido creado a Su imagen (G�nesis 1:27). Dios cre� la mayor parte de la creaci�n, pero cuando cre� a la humanidad, lo hizo de manera diferente. Se meti� en la tierra, form� un hombre de la arcilla que hab�a creado, y luego respir� Su propia vida en ese hombre. En ese momento, el hombre se convirti� en “un alma viviente” (G�nesis 2:7). Luego, Dios form� una mujer de la costilla del hombre y uni� al hombre y a la mujer como marido y mujer (G�nesis 2:21-24). Estos seres humanos estaban separados de los animales y las plantas que tambi�n ten�an vida. El hombre y la mujer ten�an el aliento de Dios en sus pulmones. Se les dio un esp�ritu eterno, como el de Dios. Esos esp�ritus vivir�an para siempre, y el plan de Dios era que existieran eternamente en comuni�n con �l.
Otra cosa que Dios dice sobre m� es que soy un pecador, separado de Dios. Ad�n y Eva desobedecieron a Dios, y ese acto trajo el pecado al mundo perfecto de Dios (G�nesis 2:16-17; G�nesis 3). Desde ese momento, todos los seres humanos nacen con la naturaleza pecaminosa de sus primeros padres (Romanos 5:12). La naturaleza pecaminosa que heredamos – y el pecado que cometemos personalmente – nos separa de la santa presencia de Dios (Romanos 3:23; 6:23).
Otra cosa que Dios dice sobre m� es que mi Creador me ama. No tiene que hacerlo, sin embargo, Su propia naturaleza es el amor (1 Juan 4:8), y pone Su amor en nosotros. En su amor, Dios obra constantemente a favor de nuestro beneficio, hasta el punto de haberse sacrificado para salvarnos (Romanos 5:8).
Otra cosa que Dios dice sobre m� es que me dise�� para cumplir un prop�sito �nico (Salmo 139:13-16). Dios nos ha hecho a cada uno de nosotros exactamente de la manera que �l quiere para Su gloria y para hacer Su voluntad. Incluso nuestras luchas y fragilidades existen para resaltar Su gracia y hacer que nos aferremos a �l (v�ase �xodo 4:11).
As�, Dios demostr� Su amor en el acto m�s generoso que el mundo jam�s haya conocido. Envi� a Su propio Hijo, Jes�s, a la tierra para que recibiera el castigo que merecen nuestros pecados (Juan 3:16-18; Colosenses 2:14; 2 Corintios 5:21).
Otra cosa que Dios dice sobre m� es que pertenezco a uno de los dos grupos: los hijos de Dios o los hijos del diablo (1 Juan 3:7-10). Los hijos de Dios son los que tienen fe en la muerte y resurrecci�n de Jes�s. Han recibido un total perd�n, el perd�n de los pecados y la vida eterna (Juan 1:12). Son adoptados en la familia de Dios (Romanos 10:9-13). Los hijos del diablo son aquellos que rechazan a Cristo y Su oferta de salvaci�n. Siguen en sus pecados y bajo la condenaci�n de Dios. Colosenses 3:1-17 explica la diferencia entre los que est�n bajo la ira de Dios y los que han sido restaurados por Dios.
As� que, lo que Dios dice de m� depende de mi posici�n con Cristo. A los que lo rechazan, les dice: “Arrepi�ntanse y vu�lvanse a m�” (ver Hechos 3:19). A los que le reciben, les dice: “Amigo, tus pecados te son perdonados” (Lucas 5:20) y “Sed santos como yo soy santo” (1 Pedro 1:15-16). Los hijos de Dios ya son adoptados, justificados y amados. Ahora bien, �l quiere que Sus hijos adquieran un parecido familiar. �l nos salva para poder conformarnos a la semejanza de Jes�s (Romanos 8:29).
Cuando he sido adoptado por Dios como Su hijo, �l tiene mucho que decir sobre m�. Tengo una nueva identidad (Juan 3:3). Ya no soy un hijo de la ira (Efesios 2:3), destinado a una eternidad sin Dios (Mateo 25:41). Estoy “en Cristo”, cubierto por Su justicia y plenamente aceptado por Dios (Filipenses 1:1). Dios dice que ya no estoy bajo condenaci�n (Romanos 8:1); �l ya no ve mis imperfecciones; por el contrario, ve la justicia de Su Hijo (Efesios 2:13; Hebreos 8:12). Dios dice que soy m�s que vencedor “por medio de aquel que nos am�” (Romanos 8:37). Dice que somos”participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupci�n que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:4).
En el D�a del Juicio, lo que Dios diga de m� marcar� la diferencia para la eternidad. Las palabras de Dios a la gente en ese D�a ser�n: “apartaos de m�, hacedores de maldad”. (Mateo 7:23) o: “Bien, buen siervo y fiel…entra en el gozo de tu se�or” (Mateo 25:23). Cuando estemos ante Dios, lo que �l diga de nosotros estar� determinado por nuestra relaci�n, por la fe, con Jesucristo (Juan 3:18). Dios envi� a Su �nico Hijo para pagar el precio que deb�amos. Debemos responder a esta pregunta: “�Qu� har� con Cristo?”