Pregunta: “�Qu� debo hacer cuando Dios dice no?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Qu� debo hacer cuando Dios dice no?”

Respuesta:
Nos encanta la verdad de que Dios responde a la oraci�n (1 Juan 5:14-15). Pero lo que m�s nos gusta es cuando �l est� de acuerdo con nuestras peticiones y dice “s�”. Sin embargo, a veces la respuesta de Dios es “no” o “todav�a no”. Como buen Padre, Dios no nos conceder� lo que no nos conviene a largo plazo, aunque se lo supliquemos. Las respuestas “s�” de Dios construyen nuestra fe y confianza en la oraci�n. Pero, �c�mo debemos responder cuando �l dice “no”?

Aceptar el “no” de Dios puede ser una situaci�n complicada. Hay vers�culos que parecen indicar que todo lo que pedimos con fe lo recibimos (por ejemplo, Marcos 11:24; Mateo 21:22). Si aislamos esos vers�culos y construimos una teolog�a en torno a ellos, puede resultar demoledor para la fe que las cosas no sucedan como hab�amos previsto. Es m�s prudente dar un paso atr�s y considerar “todo el consejo de Dios” (Hechos 20:27). Cada vez que construimos toda una doctrina en torno a uno o dos vers�culos, nos enfrentamos a un problema.

Varias veces en las Escrituras, Dios no hizo lo que alguien pidi�. �l es Dios, y puede ver cosas que nosotros no podemos ver. El rey David suplic� al Se�or por la vida de su hijo peque�o y la de Betsab�. David ayun� y or� durante d�as, pero, al s�ptimo d�a, el ni�o muri� (2 Samuel 12:16, 18). Dios dijo “no”. David respondi� de una manera que es un modelo para todos nosotros. Acept� que lo que Dios hab�a hecho era correcto y bueno, “y entr� en la casa del Se�or y ador�” (vers�culo 20). Hab�a esperado un resultado diferente. Pero Dios es Dios, y tiene derecho a tomar decisiones de vida o muerte. Mientras sufr�a, David no se mostr� amargado con el Se�or ni se apart� de �l. La respuesta de David al “no” de Dios fue una adoraci�n y una entrega m�s profunda, incluso en su dolor.

El Nuevo Testamento ofrece m�s ejemplos de momentos en los que Dios dijo “no” a Sus siervos. El ap�stol Pablo se dispuso a viajar por Asia Menor para predicar, pero Dios dijo “no” (Hechos 16:6-9). Pablo pens� que hab�a entendido el plan de Dios. Cre�a que deb�a continuar en Asia. No obstante, el Esp�ritu Santo le dijo “no”. Como el deseo de Pablo era escuchar y obedecer, sin importar lo que costara, dej� Asia Menor y se fue a Macedonia. All� fund� iglesias que impactaron a todo el mundo. Su respuesta al “no” de Dios fue una obediencia instant�nea y un cambio de direcci�n.

En su vida personal, Pablo se vio afectado por algo que llam� “un aguij�n en la carne, un mensajero de Satan�s para atormentarme” (2 Corintios 12:7). Pablo suplic� al Se�or en tres ocasiones distintas que le quitara ese “aguij�n”, pero Dios dijo “no”. En esta prueba, Pablo aprendi� a confiar a�n m�s en la gracia de Dios y a vivir para la gloria de Dios en medio de la dificultad. Su respuesta al “no” de Dios fue gloriarse en su debilidad (vers�culo 9). En vez de rendirse por la frustraci�n o decidir que a Dios no le importaba, Pablo opt� por gozarse “en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy d�bil, entonces soy fuerte” (vers�culo 10).

Lo que aprendemos de los ejemplos b�blicos es que Dios nunca deja de ser Dios. �l es soberano: “yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a m�, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antig�edad lo que a�n no era hecho; que digo: Mi consejo permanecer�, y har� todo lo que quiero…Yo habl�, y lo har� venir; lo he pensado, y tambi�n lo har�” (Isa�as 46:9-11).

Hay muchas ocasiones en las que Dios puede decir “s�” a nuestras peticiones porque encajan en el plan que est� elaborando en nuestras vidas (Romanos 8:28). Dijo “s�” cuando Mois�s le pidi� ver Su gloria (�xodo 33:17). Dijo “s�” cuando Salom�n le pidi� sabidur�a (1 Reyes 3:11-13). Y Jes�s dijo “s�” a todos los que le pidieron que los sanara y los ayudara (Mateo 8:16). Sin embargo, nuestras peticiones llenas de fe no sustituyen el gobierno soberano de Dios. Si �l estuviera obligado por nuestras oraciones, como algunos ense�an, dejar�a de ser Dios. Ser�amos dioses exigiendo Sus acciones. En ninguna parte de las Escrituras vemos algo as�.

Dios a menudo dir� “no” a las cosas que anhelamos que sucedan. Aquellos con una fe inmadura a veces usan esto como una excusa para abandonarlo por completo: “Dios no san� a mi beb�”. “Dios no salv� mi matrimonio”. “Dios no me dio ese trabajo que necesitaba”. Si nuestra opini�n es que Dios est� obligado a conceder nuestras peticiones de la misma manera que un genio concede deseos, entonces nos sentiremos desanimados cuando Dios no “cumpla” con nosotros. Nosotros decidimos si permitimos que un “no” de Dios destroce nuestra fe o la fortalezca; un “no” de Dios puede ense�arnos a soportar, incluso cuando no lo entendemos (Santiago 1:3).

Muchas veces es en las �pocas en las que Dios dice “no” cuando nos vemos obligados a buscar a Dios con m�s fervor. Los “no” de Dios con frecuencia rompen la peque�a caja en la que tratamos de mantenerlo y permiten que el Dios real se revele ante nosotros. �l dice “no” cuando es parte de Su m�s grande plan. Dice “no” cuando nuestra falta de fe indica que no creemos realmente que �l es quien dice ser (Hebreos 11:6). Dice “no” cuando nuestras peticiones est�n arraigadas en el ego�smo (Santiago 4:3) o cuando un “s�” nos perjudicar�a. Y dice “no” cuando, como Pablo, debemos aprender que Su gracia es suficiente para nosotros. Los ejemplos b�blicos de siervos de Dios que experimentaron el “no” de Dios nos ayudan a aprender la respuesta correcta cuando Dios nos dice “no”.

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