Pregunta: “�Por qu� todo pecado es, en �ltima instancia, un pecado contra Dios?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Por qu� todo pecado es, en �ltima instancia, un pecado contra Dios?”

Respuesta:
El pecado generalmente da�a a otra persona, pero, en �ltima instancia, todo pecado es contra Dios. La Biblia contiene muchas referencias de personas que admiten: “He pecado contra Dios” (�xodo 10:16; Josu� 7:20; Jueces 10:10). G�nesis 39:9 nos da una visi�n m�s cercana de esto. Jos� estaba siendo tentado a cometer adulterio con la esposa de Potifar. Al resistirse a ella, dijo: “No hay otro mayor que yo en esta casa, y ninguna cosa me ha reservado sino a ti, por cuanto t� eres su mujer; �c�mo, pues, har�a yo este grande mal, y pecar�a contra Dios?”. Resulta interesante que Jos� no dijera que su pecado ser�a contra Potifar. Esto no quiere decir que Potifar no se viera afectado. Sin embargo, la mayor lealtad de Jos� era hacia Dios y a Sus leyes. Era a Dios a quien no quer�a ofender.

David dijo algo similar despu�s de haber pecado con Betsab� (2 Samuel 11). Cuando fue confrontado con su pecado, David se arrepinti� profundamente, diciendo a Dios: “Contra ti, contra ti solo he pecado” (Salmo 51:4). Est� claro que tambi�n hab�a pecado contra Betsab� y su marido, aunque fue la violaci�n de la ley de Dios lo que m�s afligi� a David. Dios odia el pecado porque es la ant�tesis de Su naturaleza y porque nos perjudica a nosotros o a otra persona. Al pecar contra Dios, David tambi�n hab�a da�ado a otras personas.

Cuando alguien comete un crimen, la persona que fue perjudicada por el crimen no es la que castiga al criminal. Es la ley la que juzga a una persona culpable o inocente, no la v�ctima. Lo que se ha violado es la ley. Independientemente de los m�ritos o la inocencia de la v�ctima, todos los delitos se cometen en �ltima instancia contra la ley establecida. Si robas en la casa de tu vecino, obviamente has perjudicado a tu vecino, pero no es �l quien te hace rendir cuentas. Es una ley superior la que has violado. El gobierno tiene la responsabilidad de condenarte y castigarte; tu vecino, aunque se vea afectado por tu delito, se somete al gobierno.

De la misma manera, toda ley moral comienza con Dios. Como fuimos creados a imagen de Dios, tenemos Su ley moral escrita en nuestros corazones (G�nesis 1:27). Cuando Ad�n y Eva comieron del �rbol prohibido en el Jard�n del Ed�n, Dios dijo: “He aqu� el hombre es como uno de nosotros, sabiendo el bien y el mal” (G�nesis 3:22). En ese momento, que sepamos, no se hab�a establecido ninguna ley escrita. Sin embargo, Dios hab�a comunicado claramente Su voluntad a Ad�n y Eva, y ellos supieron que hab�an pecado y corrieron a esconderse de Dios (G�nesis 3:10). Su verg�enza despu�s de pecar era evidente.

Nosotros tambi�n sabemos intr�nsecamente cu�ndo hemos pecado. El pecado es una perversi�n del dise�o perfecto de Dios. Todos llevamos la imagen misma de Dios, y cuando pecamos, estropeamos esa semejanza. Fuimos creados para ser espejos de la gloria de Dios (Efesios 2:10; 4:24; Hebreos 2:7). El pecado es una gran mancha en el espejo, y reduce la belleza y la santidad que debemos reflejar. Cuando pecamos, nos salimos del prop�sito para el que fuimos creados, violando as� la ley moral de Dios, y somos responsables ante �l por la transgresi�n. Romanos 3:23 dice: “Todos pecaron y est�n destituidos de la gloria de Dios”. El pecado es cualquier cosa que se aleja del plan de Dios. Por lo tanto, ya sea que nos perjudique a nosotros o a otra persona, todo pecado es, en �ltima instancia, contra un Dios santo.

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