Pregunta: “�Por qu� me cre� Dios? �Por qu� me hizo Dios?”

Respuesta:


topreadz.com/Espanol



Pregunta: “�Por qu� me cre� Dios? �Por qu� me hizo Dios?”

Respuesta:
En el sexto d�a de la creaci�n, Dios hizo algo que no hab�a hecho antes. Cuando cre� el mundo y todo lo que hay en �l, se limit� a decir que todo exist�a (G�nesis 1). Sin embargo, en el sexto d�a, meti� la mano en el barro y form� al hombre. En ese momento “sopl� en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (G�nesis 2:7). El aliento de Dios cre� un alma eterna en el hombre. Dios hizo a la humanidad a Su imagen y semejanza; es decir, Ad�n y Eva eran m�s parecidos a �l que cualquier otra cosa que hubiera creado (G�nesis 1:27). Los seres humanos vivir�an para siempre, al igual que Dios. Dios dijo a la primera pareja que deb�an ser fruct�feros y multiplicarse y llenar la tierra y sojuzgarla (vers�culo 28). Los cre� con un prop�sito, y todas las personas que vinieron despu�s fueron creadas tambi�n con un prop�sito.

En toda la Biblia hay indicios de las razones por las que Dios nos cre�. La primera pista est� en el Jard�n del Ed�n. G�nesis 2:15 dice que Dios tom� al hombre que hab�a creado y lo puso en el jard�n para que lo cuidara. Dios hab�a creado un cuidador para Su tierra. Le dio al hombre el dominio sobre todo lo dem�s y le dio un trabajo que hacer (G�nesis 1:28). El primer trabajo del hombre fue nombrar a todos los animales (G�nesis 2:19-20). Dios podr�a haber nombrado a los animales �l mismo, sin embargo, le gustaba trabajar con Ad�n de la misma manera que un padre amoroso disfruta viendo a su hijo en edad preescolar aprender una habilidad. As� que fuimos creados para trabajar, pero no para trabajar de la forma en que solemos definirlo. El trabajo fue dise�ado para ser una forma gratificante de experimentar a Dios al trabajar en armon�a con �l para alcanzar Sus objetivos.

Sabemos por el Salmo 139:13-16 que cada uno de nosotros fue formado por Dios mientras est�bamos dentro de nuestras madres. Somos Sus obras maestras, creadas por �l con prop�sitos �nicos (Efesios 2:10). Dios est� �ntimamente involucrado en nuestra creaci�n: “Me lleg� la palabra de Yahveh, diciendo: ‘Vino, pues, palabra del Se�or a m�, diciendo: Antes que te formase en el vientre te conoc�, y antes que nacieses te santifiqu�, te di por profeta a las naciones'” (Jerem�as 1:4-5). Esta afirmaci�n, por s� sola, deber�a maravillarnos. El Se�or Dios Todopoderoso, Creador del universo, nos elige individualmente y luego nos crea exactamente como �l quiere que seamos. Las Escrituras establecen claramente que cada ser humano fue creado por Dios por medio de �l y para �l (Colosenses 1:16).

Si vamos a cumplir nuestro prop�sito, tenemos que consultar la Biblia. La Biblia nos dice qui�n es Dios, qui�nes somos nosotros y c�mo debemos vivir nuestras vidas. Muchas personas tratan de encontrar un prop�sito en la felicidad, la diversi�n o la popularidad porque no son conscientes de que Dios tiene un prop�sito mayor para sus vidas. Tristemente terminan vac�os y frustrados. En realidad, no lo necesitan. Dios nos ha dado Su Palabra (la Biblia) para que podamos aprender qui�n es �l y qui�nes somos nosotros. Cuando la consultamos para obtener orientaci�n, hemos abierto la hoja de ruta que nos lleva a nuestro prop�sito.

Una cosa que aprendemos es que Dios nos ama y demostr� ese amor enviando a Su Hijo, Jes�s, para mostrarnos c�mo es �l (Juan 14:9). Aunque Dios nos ama, nuestro pecado nos ha separado de �l (Romanos 3:23; 6:23). Jes�s vino a la tierra y se ofreci� por nosotros. Tom� el castigo que nuestro pecado merece (2 Corintios 5:21). Dios lo resucit� de entre los muertos tres d�as despu�s, demostrando que Jes�s es el Se�or de todo, incluso de la muerte (Romanos 10:9-10). Luego Dios decret� que todo aquel que ponga su fe en Jes�s ser� perdonado y entrar� en una relaci�n con �l (Juan 3:16-18). As� que el primer deseo de Dios para cada ser humano es que lleguemos a conocerlo a trav�s de la fe en Su Hijo. Cuando sepamos qui�n es �l, podremos descubrir qui�nes somos nosotros.

El objetivo de Dios para cada uno de Sus hijos es que adquiramos un parecido familiar. �l quiere que seamos como Jes�s (Romanos 8:29). Por eso nos da dones espirituales que nos permiten servirle de manera sobrenatural (1 Pedro 4:10; 1 Corintios 12:7-11). Cuando aprendemos a caminar en armon�a con Dios y usamos nuestros dones para servir a otros, estamos viviendo nuestro prop�sito.

Dios nos cre� con un prop�sito, sin embargo, ese prop�sito ser� diferente para cada persona porque cada uno es �nico. Ser creados a la imagen de Dios significa que fuimos creados para ser espejos de la gloria de Dios – espejos �nicos que reflejan los diversos aspectos de Su naturaleza. Un espejo s�lo sirve para reflejar otra cosa. Un espejo es in�til cuando est� cubierto de barro; de la misma manera, cuando estamos cubiertos de pecado y alejados de Dios, no estamos viviendo el prop�sito para el que fuimos creados. Ahora bien, cuando respondemos a la oferta de salvaci�n de Dios y permitimos que Su Esp�ritu Santo nos limpie, nos volvemos hacia nuestro Creador, y Su gloria se refleja en nuestras vidas. No es nuestra luz o belleza lo que el mundo necesita ver, sino la suya (Juan 8:12; 9:5).

Miqueas 6:8 nos dice lo que Dios espera de nosotros: “Oh hombre, �l te ha declarado lo que es bueno, y qu� pide el Se�or de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Dios nos cre� para caminar con �l, hablar con �l, descubrir Sus atributos y bendecir el mundo desde esa perspectiva. Actuar con justicia es mantenernos en un est�ndar m�s alto que el que segu�a nuestra vieja naturaleza pecaminosa (1 Corintios 10:31). Tratamos de aprender los mandatos de Dios para poder obedecerlos. Amar la misericordia es convertirnos en canales de la misma misericordia y gracia que nos rescat� (Tito 3:5). Ofrecemos el perd�n a los que nos ofenden y dejamos el juicio final a Dios (1 Corintios 4:5). Caminamos humildemente con nuestro Dios cuando nos mantenemos cerca de �l en los buenos y en los malos momentos, agradeci�ndole todo lo bueno que nos da y corriendo hacia �l cuando nos sentimos amenazados (1 Tesalonicenses 5:18; Proverbios 18:10). Cuando caminamos humildemente con nuestro Dios, acumulamos tesoros en el cielo a medida que buscamos conocer y seguir Su voluntad. Al vivir nuestra vida en la tierra para Su gloria, podremos llegar un d�a a Su presencia sabiendo que hemos cumplido el prop�sito para el que nos cre� (1 Timoteo 6:18-19; Mateo 6:20; Lucas 19:17).

©

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top