Pregunta: “�Por qu� la Biblia hace tanto �nfasis en la condenaci�n?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Por qu� la Biblia hace tanto �nfasis en la condenaci�n?”

Respuesta:
En la Biblia se menciona mucho la condenaci�n a causa del pecado que inunda a la humanidad: “Pero vuestras iniquidades han hecho divisi�n entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no o�r” (Isa�as 59:2). En la Biblia, la palabra condenaci�n es sin�nimo de perdici�n, juicio, castigo, destrucci�n y sentencia. En el sentido m�s fuerte, condenaci�n significa “El destierro al infierno de todos aquellos desobedientes a la voluntad de Dios” (Mateo 5:22; Mateo 23:33; Mateo 25:41) y de aquellos que lo negaron (Mateo 10:33; Marcos 16:16; Juan 3:18).

Los Diez Mandamientos (�xodo 20:3-17) eran parte del Antiguo Pacto o Ley, que tambi�n se llamaba “el ministerio de muerte” o “ministerio de condenaci�n” (2 Corintios 3:7-9). El Antiguo Pacto trajo la condenaci�n sobre la humanidad porque dio a conocer nuestro pecado y su consecuencia tr�gica: la muerte. Por lo tanto, la Ley juzgaba al hombre ya condenado. La Ley ten�a un veredicto de “culpabilidad” porque se�alaba el pecado (Romanos 3:19-20; Romanos 5:12-13). Antes de Cristo, todos ten�an que ofrecer sacrificios de animales cada a�o. Estos sacrificios serv�an como recordatorio de que Dios castiga el pecado, pero tambi�n ofrece el perd�n a trav�s del arrepentimiento. Esencialmente, este era el prop�sito de la Ley. El escritor de Hebreos nos explica “Pero en estos sacrificios cada a�o se hace memoria de los pecados; porque la sangre de los toros y de los machos cabr�os no puede quitar los pecados” (Hebreos 10:3-4). La Ley revela el pecado en nosotros y, por tanto, nos condena. Como dijo el ap�stol Pablo: “Por cuanto todos pecaron, y est�n destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23).

Ahora bien, los sacrificios de animales s�lo eran un m�todo temporal para lidiar con el pecado del hombre hasta que viniera Jes�s para ocuparse del pecado para siempre. Los animales, criaturas ignorantes que forman parte de este mundo ca�do, no pod�an ofrecer el mismo sacrificio que Cristo, el Dios-hombre, totalmente racional y sin pecado (Hebreos 4:14-16; 1 Pedro 2:22; 1 Juan 3:5), quien voluntariamente fue a la cruz (Hebreos 10:12).

Entonces, �c�mo eran perdonadas las personas en el Antiguo Testamento? Cuando los creyentes del Antiguo Testamento obedec�an el mandato de Dios y por fe ofrec�an los sacrificios, �l los perdonaba (Hebreos 9:15). B�sicamente, los sacrificios de la Ley apuntaban al sacrificio perfecto de Cristo. Hoy en d�a, como seguidores de Jes�s, Dios ha perdonado completamente nuestros pecados gracias a la muerte de Cristo por nosotros. Hasta se olvida de nuestros pecados (Hebreos 10:17; Salmo 103:12).

Jes�s dej� en claro que sin �l nadie puede entrar en el reino de los cielos (Juan 14:6). No es ning�n secreto. Todos estamos condenados a la muerte y al castigo eterno por causa de nuestro pecado. La �nica forma en que podemos reconciliarnos con Dios es a trav�s de Jes�s, quien ha realizado el sacrificio perfecto por nosotros: “porque con una sola ofrenda hizo perfectos para siempre a los santificados” (Hebreos 10:14). “Y de la manera que est� establecido para los hombres que mueran una sola vez, y despu�s de esto el juicio, as� tambi�n Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecer� por segunda vez, sin relaci�n con el pecado, para salvar a los que le esperan” (Hebreos 9:27-28).

Sin duda, el pasaje m�s conocido de toda la Biblia es “Porque de tal manera am� Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unig�nito, para que todo aquel que en �l cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envi� Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por �l” (Juan 3:16-17). Sin embargo, muchos no leen el siguiente pasaje, que es una clara advertencia para todos: “El que en �l cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha cre�do en el nombre del unig�nito Hijo de Dios” (Juan 3:18).

Aunque la Ley condena a todo el mundo, nosotros, como creyentes en Jesucristo, contamos con esta promesa: “Ahora, pues, ninguna condenaci�n hay para los que est�n en Cristo Jes�s. Porque la ley del Esp�ritu de vida en Cristo Jes�s me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:1-2).

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