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Pregunta: “�Por qu� Jes�s nos orden� que or�ramos “no nos dejes caer en tentaci�n” cuando Dios dice que no nos tienta?”
Respuesta:
En Santiago 1:13 vemos que Dios no nos tienta a pecar. Si Dios nos tentara a pecar, estar�a actuando en contra de Su naturaleza santa, en contra de Su deseo de que seamos santos como �l es santo (1 Pedro 1:16), y en contra de todos los dem�s mandamientos de las Escrituras que nos dicen que evitemos el pecado y huyamos de la tentaci�n. En la oraci�n modelo del Se�or (Mateo 6:9-13), Jes�s dice: “No nos metas en tentaci�n, mas l�branos del mal” (vers�culo 13). Incluir una petici�n a Dios para que no nos conduzca a la tentaci�n nos ense�a que evitar la tentaci�n debe ser una de las principales preocupaciones de la vida cristiana.
El tema de Dios guiando a Su pueblo es uno de los principales de la Escritura. El libro de los Salmos est� especialmente lleno de s�plicas para que Dios nos gu�e por Sus caminos (Salmo 5:8; 27:11), por Su verdad y justicia, y por “el camino eterno” (Salmo 139:24). Adem�s de guiarnos hacia el bien, debemos entender que le pedimos a Dios que nos aleje del mal. La petici�n del Padre Nuestro de no caer en la tentaci�n refleja el deseo del creyente de evitar por completo los peligros del pecado. Esta frase, pues, debe entenderse como un “permitir”. Jes�s nos ense�� a orar: “No ‘permitas’ que seamos tentados a pecar”. Esta petici�n implica que Dios tiene tal control sobre el tentador como para salvarnos de su poder si invocamos a nuestro Padre Celestial.
Tambi�n hay otro sentido en el que debemos suplicar a Dios que no nos haga caer en la tentaci�n. La palabra tentaci�n tambi�n se puede referir a las pruebas. En 1 Corintios 10:13 se dice que Dios no nos pondr� a prueba m�s all� de nuestra capacidad de soportarlas en Cristo y que siempre nos proporcionar� una salida. Sin embargo, a veces Dios nos somete a pruebas que pueden exponernos a los asaltos de Satan�s para Sus propios prop�sitos, como en los casos de Job y Pedro (Lucas 22:31-32). Si la tentaci�n en el Padre Nuestro se refiere a las pruebas, entonces el significado de Mateo 6:13 es: “No nos aflijas ni nos pruebes”. No es incorrecto orar para que seamos liberados de las pruebas y el sufrimiento, siempre y cuando nos sometamos a la voluntad de Dios, sin importar cu�l sea. El creyente tiene derecho a pedir que se le libre de las pruebas, as� como a pedir la fortaleza para soportarlas en caso de que lleguen.
Podr�amos ilustrar las palabras de Jes�s “No nos dejes caer en tentaci�n” de la siguiente manera: una madre lleva a sus hijos peque�os de compras al supermercado y llega a la secci�n de dulces. Sabe que llevar a sus hijos a esa secci�n s�lo despertar� la codicia en sus corazones y provocar� ataques de lloriqueo y pucheros. Con sabidur�a, toma otro camino: lo que pueda necesitar en la secci�n de dulces tendr� que esperar para otro d�a. De esta manera, la madre evita lo desagradable y evita a sus hijos una prueba. Orar, “No nos dejes caer en tentaci�n”, es como orar, “Dios, no me lleves a la secci�n de dulces hoy”. Es reconocer que naturalmente nos aferramos a cosas poco provechosas y que la sabidur�a de Dios puede evitar lo desagradable de nuestros deseos que no nos van a beneficiar.
Ya sea que pidamos que Dios nos aleje del pecado o de las pruebas dif�ciles, nuestro objetivo se encuentra en la segunda parte del vers�culo 13: “L�branos del mal”. Una petici�n similar a �sta la ofrece David en el Salmo 141:4 “No dejes que se incline mi coraz�n a cosa mala, a hacer obras imp�as con los que hacen iniquidad; y no coma yo de sus deleites”. En todas las cosas, Dios es nuestro libertador, y somos sabios al buscar Su poder sobre el pecado.