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Pregunta: “�Por qu� envi� Dios el diluvio si sab�a que el pecado continuar�a despu�s del diluvio?”
Respuesta:
En G�nesis 6:1-7 encontramos el escenario del juicio de Dios en el diluvio: “Y aconteci� que cuando los hombres comenzaron a multiplicarse sobre la faz de la tierra, y les nacieron hijas, los hijos de Dios vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y tomaron para s� mujeres de entre todas las que les gustaban. Entonces el Se�or dijo: No contender� mi Esp�ritu para siempre con el hombre, porque ciertamente �l es carne. Ser�n, pues, sus d�as ciento veinte a�os.
Y hab�a gigantes en la tierra en aquellos d�as, y tambi�n despu�s, cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y ellas les dieron a luz hijos. Estos son los h�roes de la antig�edad, hombres de renombre.
Y el Se�or vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intenci�n de los pensamientos de su coraz�n era solo hacer siempre el mal. Y le pes� al Se�or haber hecho al hombre en la tierra, y sinti� tristeza en su coraz�n. Y el Se�or dijo: Borrar� de la faz de la tierra al hombre que he creado, desde el hombre hasta el ganado, los reptiles y las aves del cielo, porque me pesa haberlos hecho'”.
Aparentemente, la raz�n m�s significativa por la que Dios decidi� provocar el diluvio es que la corrupci�n del coraz�n del hombre dominaba completamente a la humanidad en los d�as de No�. Ciertamente, Dios sab�a que enviar el diluvio no arreglar�a (y no lo hizo) el problema del pecado en el coraz�n del hombre; despu�s del diluvio, Dios observa que “el intento del coraz�n del hombre es malo desde su juventud” (G�nesis 8:21). En la misma declaraci�n, Dios tambi�n dice: “ni volver� m�s a destruir todo ser viviente, como he hecho”.
As� que Dios envi� el diluvio a causa de la maldad que hab�a en la tierra en la �poca de No�, pero despu�s prometi� no volver a enviar un diluvio parecido, a pesar de que el mal segu�a presente. Si Dios sab�a que el mal no ser�a erradicado con el diluvio, �por qu� raz�n envi� el diluvio entonces? Veremos tres respuestas:
Una forma de responder por qu� Dios envi� el diluvio cuando sab�a que el mal continuar�a, es interpretar el pecado de la humanidad en la �poca de No� como algo �nico y significativamente m�s grave que lo que vemos en el mundo actual. De hecho, G�nesis 6:5 nos dice que “todo designio de los pensamientos del coraz�n de ellos era de continuo solamente el mal”. Esta es una poderosa acusaci�n de la condici�n del coraz�n humano: la Escritura no s�lo dice que los pensamientos del coraz�n del hombre eran pura y exclusivamente malos, sino que su coraz�n era siempre as�. Por mucho que nos quejemos de la condici�n de nuestro mundo hoy en d�a, probablemente no deber�amos comparar nuestra situaci�n actual con la de No�, simplemente porque la maldad en su �poca parece haber alcanzado niveles inimaginables. Hab�a algo inusualmente malo en el coraz�n del hombre en los d�as de No�, y el Se�or sab�a que lo m�s conveniente era empezar de nuevo. Este enfoque seguramente es algo especulativo, pero al menos es coherente con lo que leemos en otras partes de las Escrituras sobre qui�n es Dios.
Otra posibilidad de por qu� Dios envi� el diluvio cuando sab�a que el mal continuar�a se basa en las referencias a los “hijos de Dios” y a los “Nefilim” en G�nesis 6:2 y 4. Aunque los estudiosos de la Biblia est�n divididos sobre qui�nes eran exactamente los hijos de Dios y los Nefilim, la Biblia deja claro que sus descendientes se caracterizaban por un tipo de maldad especialmente extrema. Adem�s, en G�nesis 6:3 parece que la respuesta del Se�or a las acciones de los hijos de Dios es la primera referencia real al diluvio: al decir que “los d�as [del hombre] ser�n ciento veinte a�os”, Dios comienza efectivamente la cuenta atr�s para el inicio del juicio. Esto sugiere que el diluvio fue la respuesta directa de Dios a las acciones de los hijos de Dios y los Nefilim.
Otra posible respuesta de por qu� Dios envi� el diluvio cuando sab�a que el mal continuar�a es algo m�s general. Primera de Corintios 10:11 nos dice que los relatos del Antiguo Testamento son provechosos por tratarse de algo m�s que registros hist�ricos: “Y estas cosas les acontecieron como ejemplo, y est�n escritas para amonestarnos a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos”. En la historia del diluvio hay un ejemplo que debemos tener en cuenta. Jes�s establece un paralelismo entre la historia del diluvio y la actualidad en Mateo 24:37-39: “Mas como en los d�as de No�, as� ser� la venida del Hijo del Hombre. Porque como en los d�as antes del diluvio estaban comiendo y bebiendo, cas�ndose y dando en casamiento, hasta el d�a en que No� entr� en el arca, y no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llev� a todos, as� ser� tambi�n la venida del Hijo del Hombre”. El diluvio hist�rico de la �poca de No�, por lo tanto, se erige como un s�mbolo del juicio futuro de Dios. Al igual que los contempor�neos de No� no comprendieron su inminente destino, muchos de nuestros contempor�neos ser�n arrastrados por el juicio de Dios sin comprender nunca su necesidad de un Salvador. El diluvio funciona como una advertencia para aquellos que presumen de la misericordia de Dios al continuar con su desobediencia; el diluvio llama a todos al arrepentimiento.
Dios envi� el diluvio para juzgar al mundo en aquella �poca de pecado atroz, continuo y mundial. S�, �l sab�a que el diluvio no erradicar�a el problema del pecado y que la humanidad seguir�a siendo pecadora despu�s del diluvio. Sin embargo, Dios no hab�a terminado de lidiar con el pecado. Envi� a Su Hijo al mundo para desarmar los poderes del mal y exhibirlos “p�blicamente, triunfando sobre ellos en la cruz” (Colosenses 2:15). Gracias a Cristo, nos ha prometido un nuevo cielo y una nueva tierra (Apocalipsis 21:1), y “no habr� m�s maldici�n” (Apocalipsis 22:3).