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Pregunta: “�Las almas de los beb�s abortados van al cielo?”
Respuesta:
El aborto, tal como lo conocemos hoy, no se practicaba en los tiempos b�blicos, y la Biblia nunca menciona espec�ficamente el tema del aborto. Es evidente en las Escrituras que el Se�or conoce a un beb� que a�n no ha nacido, incluso desde el momento de la concepci�n (Salmo 139:13-16). Aunque la Biblia no menciona el aborto o los beb�s abortados, tenemos dos claves que nos ayudan a descifrar la respuesta a la pregunta de si las almas de los beb�s abortados van al cielo.
La primera clave proviene del �nico pasaje de la Biblia donde se dice algo espec�fico sobre la muerte de los beb�s. En 2 Samuel 12 aprendemos de la aventura de David con Betsab�, la esposa de otro hombre. El profeta Nat�n le comunic� a David que el ni�o fruto de esa uni�n morir�a. David comenz� entonces a ayunar y a orar, pidiendo al Se�or que no llevara a cabo Su juicio. Cuando el ni�o muri�, David se levant� de la oraci�n y el ayuno y comi� algo.
Cuando se le pregunt� por este comportamiento, David pronunci� las palabras registradas en 2 Samuel 12:23: “Mas ahora que ha muerto, �para qu� he de ayunar? �Podr� yo hacerle volver? Yo voy a �l, mas �l no volver� a m�”. Las palabras de David reflejan un claro entendimiento de que el ni�o no podr�a volver al mundo, aunque David estar�a con su hijo un d�a en el cielo. Esto indica no s�lo la seguridad de David de su propio futuro en el cielo (Salmo 23:6), sino tambi�n la seguridad de que su hijo compartir�a ese futuro. De este relato, podemos concluir que los ni�os que mueren est�n destinados a ir al cielo.
La segunda clave para tratar este tema es comprender el car�cter y los atributos de Dios. Un Dios de justicia debe castigar el pecado, pues la Biblia nos ense�a que “la paga del pecado es la muerte” (Romanos 6:23). Ni un ni�o no nacido ni un beb� abortado han tenido la oportunidad de pecar voluntariamente; sin embargo, todo ni�o concebido lleva la naturaleza pecaminosa heredada de Ad�n (Salmo 51:5) y, por tanto, est� sujeto a juicio. A su vez, Dios se revela como un Dios de bondad y misericordia (Salmo 136:26). Es “misericordioso en todas Sus obras” (Salmo 145:17). Es muy posible que Dios, en Su gracia, aplique el sacrificio de Cristo a las v�ctimas no nacidas del aborto. Sabemos que la sangre de Cristo es suficiente para eso. Despu�s de todo, Jes�s muri� “por los pecados de todo el mundo” (1 Juan 2:2).
La Biblia no dice espec�ficamente si un ni�o no nacido que muere va o no al cielo. Sin un pasaje claro, s�lo podemos especular. Sin embargo, conocemos el amor, la bondad y la compasi�n de Dios. Sabemos de la confianza de David en que volver�a a estar con su hijo. Y sabemos que Jes�s invit� a los ni�os a venir a �l (Lucas 18:16). Teniendo en cuenta estas afirmaciones, creemos que es correcto concluir que las almas de los ni�os est�n inmediatamente en la presencia de Dios cuando sus vidas se ven truncadas por el aborto.