Pregunta: “�Es Jes�s el Mes�as?”

Respuesta:


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Pregunta: “�Es Jes�s el Mes�as?”

Respuesta:
Jes�s es llamado el Mes�as en Mateo 1:16. De hecho, cada vez que alguien dice, “Jesucristo,” se est� refiriendo a Jes�s como el Mes�as, porque Cristo significa “Mes�as” o “Ungido.” El Antiguo Testamento predice el Mes�as y el Nuevo Testamento revela al Mes�as a ser Jes�s de Nazaret.

Hay varias cosas que el pueblo jud�o que hab�a anticipado el Mes�as esperaba de �l, basado en las profec�as del Antiguo Testamento. El Mes�as ser�a un hombre hebreo (Isa�as 9:6) nacido en Bel�n (Miqueas 5:2) de una virgen (Isa�as 7:14), un profeta como Mois�s (Deuteronomio 18:18), un sacerdote de la orden de Melquisedec (Salmo 110:4), un rey (Isa�as 11:1�4), el Hijo de David (Mateo 22:42) que sufri� antes de entrar a Su gloria (Isa�as 53). Jes�s cumpli� cada uno de estos requisitos mesi�nicos.

Jes�s cumpli� los requisitos del Mes�as en que �l era un hebreo de la tribu de Jud� (Lucas 3:30), y naci� en Bel�n (Lucas 2:4 � 7) de una virgen (Lucas 1:26 � 27).

Otra prueba de que Jes�s era el Mes�as es el hecho de que �l era un profeta como Mois�s. Mois�s y Jes�s eran profetas “a quien haya conocido Jehov� cara a cara” como leemos en Deuteronomio 34:10. (Juan 8:38). Pero Jes�s es un profeta aun mayor que Mois�s, en que mientras Mois�s libr� a Israel de la esclavitud, Jes�s nos libera de la esclavitud del pecado y la muerte. A diferencia de Mois�s, Jes�s no s�lo representa a Dios � �l es Dios (Juan 10:30). Jes�s no s�lo nos lleva a la Tierra Prometida; nos lleva al cielo por la eternidad (Juan 14:1�3). Por estas y muchas razones m�s, Jes�s es un profeta superior a Mois�s.

El Mes�as iba a tener deberes sacerdotales; Jes�s no era un levita, y s�lo los levitas pod�an ser sacerdotes. Entonces, �c�mo podr�a calificar Jes�s? Jes�s es un sacerdote en la orden de Melquisedec (G�nesis 14; Salmo 110:4; Hebreos 6:20). Melquisedec estuvo ministrando antes del templo jud�o y su nombre significa �Rey de Justicia�. Melquisedec fue llamado tambi�n el “Rey de Salem,” que significa “Rey de Paz” (Hebreos 7:2). Melquisedec bendijo a Abraham (el mayor bendice al menor, Hebreos 7:7), y Abraham dio a Melquisedec un diezmo. Por lo tanto, como un sacerdote en la orden de Melquisedec, Jes�s es mayor que Abraham (ver Juan 8:58) y el sacerdocio lev�tico. �l es un sacerdote celestial que ofreci� un sacrificio que quita el pecado permanentemente, no s�lo cubri�ndolo temporalmente.

Jes�s tambi�n debe ser un rey para ser el Mes�as. Jes�s era de Jud�, la tribu real. Cuando Jes�s naci�, los magos del Oriente llegaron buscando al Rey de los jud�os (Mateo 2:1�2). Jes�s ense�� que un d�a �l se sentar�a en un trono glorioso (Mateo 19:28; 25:31). Mucha gente de Israel reconoci� a Jes�s como su Rey anticipado y esper� que �l estableciera Su reino inmediatamente (Lucas 19:11), aunque el Reino de Jes�s en la actualidad no es de este mundo (Juan 18:36). Al final de la vida de Jes�s, durante Su juicio ante Pilato, Jes�s no se defendi� excepto para responder afirmativamente cuando Pilato pregunt� si �l era el Rey de los Jud�os (Marcos 15:2).

Otra forma que Jes�s cumple con la descripci�n del Mes�as del Antiguo Testamento es que �l era el Siervo Sufrido de Isa�as 53. En la Cruz Jes�s fue “despreciado” y “desechado entre los hombres” (Isa�as 53:3). Fue “traspasado” (vers�culo 5) y “angustiado� y afligido” (vers�culo 7). �l muri� con los ladrones y fue enterrado en la tumba de un hombre rico (vers�culo 9; Marcos 15:27; Mateo 27:57�60). Despu�s de Su sufrimiento y muerte, Jes�s el Mes�as fue resucitado (Isa�as 53:11; 1 Corintios 15:4) y glorificado (Isa�as 53:12). Isa�as 53 es una de las profec�as m�s claras identificando a Jes�s como el Mes�as; es el mismo texto que el eunuco et�ope ley� cuando Felipe lo conoci� y le explic� acerca de Jes�s (Hechos 8:26�35).

Hay otras formas en que Jes�s demostr� ser el Mes�as. Todas las fiestas del Se�or en el Antiguo Testamento se relacionan a y son cumplidas por Jes�s. Cuando Jes�s vino la primera vez, �l fue nuestro Cordero de Pascua (Juan 1:29), nuestro Pan Sin Levadura (Juan 6:35) y nuestras Primicias (1 Corintios 15:20). El derramamiento del Esp�ritu de Cristo ocurri� en en D�a de Pentecost�s (Hechos 2:1 � 4). Cuando regrese Jes�s el Mes�as, escucharemos la voz del Arc�ngel y la trompeta de Dios. No es casualidad que el primer d�a del festival de oto�o es Yom Teruah, la Fiesta de Trompetas. Despu�s de que regrese Jes�s, �l juzgar� la tierra. Se trata del cumplimiento del pr�ximo festival de oto�o, Yom Kipur, el D�a de Expiaci�n. Luego Jes�s establecer� su Reino Milenial y reinar� desde el trono de David durante 1.000 a�os; esto completar� la �ltima fiesta del oto�o, Sukot o la Fiesta de Tabern�culos, cuando Dios morar� con nosotros.

Para aquellos de nosotros que creen en Jes�s como Se�or y Salvador, la evidencia que �l es el Mes�as jud�o es m�s que convincente. �C�mo es que, en general, los jud�os no aceptan a Jes�s como su Mes�as? Tanto Isa�as y Jes�s profetizaron una ceguera espiritual a Israel como un juicio por su falta de fe (Isa�as 6:9-10; Mateo 13:13�15). Adem�s, la mayor parte de los jud�os del tiempo de Jes�s busc� un Salvador pol�tico y cultural, no un Salvador del pecado. Quer�a que Jes�s quitara el yugo de Roma y estableciera a Zion como la capital del mundo (Hechos 1:6). No pudo ver c�mo el manso y humilde Jes�s podr�a posiblemente hacer eso.

La historia de Jos� ofrece un interesante paralelo a los jud�os que no reconocieron a su Mes�as. Jos� fue vendido como esclavo por sus hermanos, y despu�s de muchos altibajos fue nombrado primer ministro de todo Egipto. Cuando una hambruna golpe� a Egipto e Israel, los hermanos de Jos� viajaron a Egipto para conseguir comida, y se reunieron con Jos�, pero no lo reconocieron. Su propio hermano, de pie justo en frente de ellos, pero no lo reconocieron por una raz�n muy sencilla: �l no pareci� como ellos lo esperaban parecer. Jos� estuvo vestido como un egipcio; habl� como un egipcio; vivi� como un egipcio. El pensamiento de que �l podr�a ser su hermano perdido nunca cruz� su mente. Jos� era un pastor hebreo, despu�s de todo, y no de la realeza egipcia. De manera similar, la mayor�a de los jud�os no reconoci� a Jes�s como su Mes�as. Ellos buscaron un rey terrenal, no el gobernante de un reino espiritual. (Muchos rabinos interpretan el Siervo Sufrido de Isa�as 53 como el pueblo jud�o que ha sufrido a manos del mundo). Su ceguera era tan grande que ninguna cantidad de milagros pod�a hacer la diferencia (Mateo 11:20).

No obstante, hubo muchos en los d�as de Jes�s que reconocieron la verdad acerca de Jes�s. Los pastores de Bel�n entendieron (Lucas 2:16�17). Sime�n en el templo entendi� (vers�culo 34). Ana entendi� y “hablaba del ni�o a todos los que esperaban la redenci�n en Jerusal�n” (vers�culo 38). Pedro y los otros disc�pulos entendieron (Mateo 16:16). Muchos m�s siguen entendiendo que Jes�s es el Mes�as, Aquel que cumple la ley y los profetas (Mateo 5:17).

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