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Pregunta: “�Es el sexo un pecado?”
Respuesta:
En el entorno adecuado, el sexo no es un pecado. De hecho, el sexo es una idea de Dios. En Mateo 19:4-6, Jes�s afirma con autoridad divina: “�l, respondiendo, les dijo: �No hab�is le�do que el que los hizo al principio, var�n y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejar� padre y madre, y se unir� a su mujer, y los dos ser�n una sola carne? As� que no son ya m�s dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios junt�, no lo separe el hombre”. El relato de la creaci�n es, pues, el fundamento de la instituci�n del matrimonio, que fue validado por el propio Creador y establecido para ser una uni�n de por vida entre un hombre y una mujer.
El hecho mismo de que Dios haya creado a la humanidad como “hombre y mujer” revela que hemos sido creados como seres sexuales. Y el mandato de Dios de “fructificar y multiplicarse” no puede cumplirse sin el sexo (G�nesis 1:28). El sexo es un mandato de Dios, por lo tanto, no hay manera de que el sexo sea un pecado si se hace con la pareja matrimonial de toda la vida del sexo opuesto.
La palabra sexo no se encuentra en la Biblia. Las numerosas menciones de la palabra en la sociedad, y la tendencia del mundo a burlarse, le han dado cierta notoriedad. Sin embargo, Dios nunca quiso que fuera una palabra sucia.
El Cantar de los Cantares narra la relaci�n amorosa entre un esposo y su esposa durante el per�odo del compromiso, la noche de bodas y m�s all�. La descripci�n del placer de los esposos en el cap�tulo 4 es discreta, pero con un significado inequ�voco. A esa descripci�n le sigue en 5:3 la aprobaci�n de Dios: “Comed, amigos; bebed en abundancia, oh amados”.
El sexo s�lo es pecaminoso fuera del matrimonio. Dios dej� muy claro que el lecho matrimonial debe mantenerse puro (Hebreos 13:4). La actividad sexual fuera del matrimonio se llama fornicaci�n. Primera de Corintios 6:9-10 dice: “�No sab�is que los injustos no heredar�n el reino de Dios? No err�is; ni los fornicarios, ni los id�latras, ni los ad�lteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones…heredar�n el reino de Dios”. Mantener relaciones sexuales sin casarse es inmoral: “pues la voluntad de Dios es vuestra santificaci�n; que os apart�is de fornicaci�n” (1 Tesalonicenses 4:3; cf. 1 Corintios 6:18).
Si se mantuviera el mensaje de la Biblia sobre la abstenci�n sexual hasta el matrimonio, habr�a menos enfermedades de transmisi�n sexual, menos abortos, menos embarazos no deseados y menos ni�os que crecen sin ambos padres en sus vidas. La abstinencia salva vidas, protege a los beb�s, da a las relaciones sexuales el valor adecuado y, lo m�s importante, honra a Dios.
El sexo entre marido y mujer en ning�n caso es un pecado. Por el contrario, es una hermosa expresi�n de amor, confianza, intercambio y unidad. El sexo es un regalo de Dios a una pareja casada para el placer y la procreaci�n.