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Pregunta: “�C�mo se deber�a considerar el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) desde la perspectiva cristiana?”
Respuesta:
El Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) se clasificaba antes como un trastorno de ansiedad, pero ahora la Asociaci�n Americana de Psicolog�a lo clasifica por separado. El TOC se caracteriza por tener pensamientos obsesivos que conducen a comportamientos compulsivos. Los pensamientos son destructivos e incontrolables. Adem�s, los pensamientos provocan ansiedad y obligan a la persona a adoptar determinados comportamientos para aliviar temporalmente la ansiedad. Tanto los pensamientos como las rutinas compulsivas interfieren en la vida diaria en mayor o menor medida. Los investigadores no han encontrado una causa para el TOC, pero han identificado partes del cerebro aparentemente involucradas.
En la cultura popular, a veces utilizamos el t�rmino “TOC” para describir a las personas con una personalidad de tipo A o que pueden tener una excesiva preocupaci�n. Sin embargo, es importante distinguir el verdadero Trastorno Obsesivo Compulsivo con respecto a una mayor afinidad por la organizaci�n o la limpieza y a la preocupaci�n cr�nica. El TOC es una verdadera enfermedad mental y generalmente se puede tratar con terapias y medicamentos espec�ficos. Dicho esto, es importante que los que sufren de TOC miren lo que la Biblia dice sobre la ansiedad y la confianza en Dios.
La ra�z del TOC, o del comportamiento similar al TOC en quienes no padecen realmente la enfermedad, es la ansiedad. Aunque el TOC no se menciona por su nombre en las Escrituras, la palabra “preocupaci�n” aparece muchas veces. El mensaje de advertencia es que no hay que preocuparse. La preocupaci�n es pecado porque ignora el poder de la oraci�n y obstruye la fe (Filipenses 4:6). Aquellos que nunca han confiado en Jes�s como su Salvador son esclavos de pecados como la preocupaci�n y no pueden liberarse (Romanos 6:17-22). Los creyentes que luchan con la preocupaci�n cr�nica a�n no han comprendido su libertad en Jes�s para tener la victoria sobre el pecado (Efesios 6:10-18). Una vez que hemos recibido a Jes�s como nuestro Salvador, somos una nueva creaci�n en Cristo. Los cristianos deben caminar en el Esp�ritu para despojarse de su naturaleza terrenal y comenzar a pensar y actuar como Jes�s (Colosenses 3:1-10). Esto tambi�n se llama tener la mente de Cristo (1 Corintios 2:15-16). Con la mente de Cristo, podemos poner nuestra mente en las cosas de arriba (2 Corintios 10:5; Colosenses 3:1-3; Filipenses 4:8). Y m�s importante a�n, a medida que crecemos en Cristo, comenzamos a entender la soberan�a de Dios y Su car�cter. Llegamos a confiar m�s plenamente en �l y, por lo tanto, podemos desprendernos de nuestras preocupaciones.
Aquellos que sufren de TOC pueden recibir mucha ayuda recordando la verdad de las Escrituras. Cuando enfrentan un pensamiento destructivo, pueden combatirlo con la verdad. Un fundamento firme en la Palabra de Dios ser� una base fiable sobre la que se pueden evaluar los pensamientos y las obsesiones. Los enfermos tambi�n pueden recibir ayuda mediante protocolos terap�uticos dise�ados espec�ficamente para el TOC, a trav�s de la consejer�a y el uso de productos farmac�uticos. Hay una gran esperanza para los que sufren el TOC. Generalmente, es una combinaci�n de estudio b�blico personal, medicaci�n y discipulado con un consejero b�blico lo que conduce a la libertad. Independientemente de sus molestos s�ntomas, los que padecen el TOC pueden descansar en el amor de Dios y confiar en el poder del Esp�ritu Santo para que les d� gracia y puedan recorrer el camino que tienen por delante (2 Corintios 12:8-10).