Pregunta: “�C�mo puedo vencer la decepci�n en la vida?”

Respuesta:


topreadz.com/Espanol



Pregunta: “�C�mo puedo vencer la decepci�n en la vida?”

Respuesta:
Uno de los efectos desafortunados de vivir en un mundo pecador y ca�do es que toda persona, sea o no cristiana, experimenta dolor, sufrimiento y decepci�n en esta vida. Desde relaciones fallidas hasta sue�os frustrados, la vida puede estar llena de dolor y decepci�n. De hecho, Jes�s nos lo asegur�: “En este mundo tendr�is aflicciones” (Juan 16:33). Nadie es inmune.

Para superar las decepciones, es importante mantenerlas en perspectiva. Aunque no podemos eliminar el sufrimiento o la decepci�n a este lado del cielo, puede llegar a ser menos formidable cuando se mira desde un punto de vista diferente. Lo primero que hay que tener en cuenta es lo siguiente: ning�n sufrimiento o decepci�n que experimentemos en esta vida puede deshacer lo que Dios ha hecho por nosotros en Cristo. Aparte de las Escrituras, es muy dif�cil tener una perspectiva adecuada sobre el sufrimiento y la decepci�n, y estas cosas rara vez tendr�n sentido para aquellos que no est�n familiarizados con la Palabra de Dios. Ni la psicolog�a ni la filosof�a pueden ofrecer una explicaci�n suficiente al respecto. Ninguna ciencia social puede realizar la restauraci�n del alma; s�lo Dios puede hacerlo (Salmo 23:3). La verdad es que nuestras pruebas y decepciones, aunque no nos gusten, sirven para algo. Es a trav�s de las pruebas que aprendemos la paciencia y la humildad, la resistencia y la confianza, virtudes que nos fortalecen y desarrollan nuestro car�cter piadoso.

Adem�s, es en los momentos dif�ciles cuando aprendemos a confiar en Dios y experimentamos de primera mano la absoluta fiabilidad de su Palabra. Tambi�n aprendemos la verdad de lo que ense�� Pablo: El poder de Dios es m�s fuerte cuando somos m�s d�biles (2 Corintios 12:9).

Es importante que nuestra perspectiva incluya la eternidad. Nuestro tiempo en la tierra es una fracci�n incalculablemente peque�a de nuestro viaje eterno. Pensemos en el ap�stol Pablo y en la persecuci�n a la que fue sometido mientras difund�a el evangelio. Aunque su lista de sufrimientos parece insoportable desde cualquier punto de vista, sorprendentemente consider� sus penurias como “problemas ligeros y moment�neos”. Esto se debe a que se centr� en la “gloria eterna” que exced�a con creces cualquier decepci�n terrenal que experimentara (2 Corintios 4:17; ver tambi�n Romanos 8:18). Seg�n �l, podemos hacerlo cuando fijamos nuestros ojos no en lo que se ve, sino en lo que no se ve, nuestro hogar celestial (2 Corintios 4:18).

Es la fe la que nos permite ver lo invisible. Por eso la fe es un elemento tan indispensable de la vida cristiana. Las Escrituras ense�an que vivimos por la fe (2 Corintios 5:7) y que sin ella es imposible agradar a Dios (Hebreos 11:6). Sabemos que, como seguidores de Cristo, experimentaremos decepciones y soportaremos pruebas en las que nuestra fe ser� puesta a prueba. Adem�s, el ap�stol Santiago nos dice que debemos “tener por sumo gozo” cuando nos enfrentamos a estas pruebas, ya que as� es como nuestra fe se fortalece y maduramos como cristianos (Santiago 1:2-4).

Ahora bien, aunque las decepciones nos atormenten hasta el �ltimo latido de nuestro coraz�n, podemos minimizarlas comprendiendo y aplicando el principio de la siembra y la cosecha que se encuentra en toda la Biblia. “El que siembra justicia tendr� galard�n firme” (Proverbios 11:18), mientras que “el que sembrare iniquidad, iniquidad segar�” (Proverbios 22:8). Cuando vivimos fielmente de acuerdo con la perfecta Palabra de Dios, en primer lugar, renunciamos a traer problemas y decepciones innecesarias a nuestras vidas. Como declar� el salmista, “�Con qu� limpiar� el joven su camino? con guardar tu palabra” (Salmo 119:9).

Tambi�n es �til recordar la soberan�a absoluta de Dios. Todo ocurre por Su prescripci�n o permiso y en perfecta concordancia con Sus soberanos prop�sitos y caminos insondables (Romanos 11:33). La oraci�n es el m�ximo reconocimiento de la soberan�a de Dios. En medio de nuestras pruebas y decepciones, la oraci�n nos fortalece. As� lo hicieron Mois�s (�xodo 32:11; N�meros 14:13; 20:6), David (Salmo 55:16-17) y Daniel (Daniel 6:10; 9:20-23). Y antes de que nuestro Salvador llevara los pecados del mundo, pas� Su �ltima noche en oraci�n (Mateo 27:36-44; Juan 17). Hoy invita a los “trabajados y cargados” a acudir a �l, y nos dar� descanso (Mateo 11:28).

Ser hijo de Dios significa que nunca estamos solos en nuestras pruebas (Hebreos 13:5). Dios nos da la fortaleza y la gracia que necesitamos para soportar cualquier circunstancia y superar cualquier decepci�n (Filipenses 4:13; Salmo 68:35). Su paz guardar� nuestro coraz�n cuando lo busquemos (Filipenses 4:6-7). Si mantenemos nuestra mente en Dios, nada podr� robar nuestra paz.

©

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top