Pregunta: “�C�mo puedo dejar de estar nervioso por orar en p�blico?”

Respuesta:


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Pregunta: “�C�mo puedo dejar de estar nervioso por orar en p�blico?”

Respuesta:
Muchas personas consideran que orar en p�blico o en grupo es una idea intimidante. Hablar en p�blico en cualquier caso es uno de los mayores temores que experimentan las personas. La oraci�n p�blica aumenta la presi�n del aspecto espiritual y hace que la gente se ponga a�n m�s nerviosa por el impacto potencial que la oraci�n p�blica puede tener en los dem�s. Sin embargo, hay que recordar que, aunque la oraci�n es un mandato de Dios, la oraci�n p�blica no lo es. De hecho, Jes�s dijo que cuando oramos, debemos entrar en una habitaci�n, cerrar la puerta y orar en secreto (Mateo 6:6). As� que lo primero que hay que entender sobre la oraci�n p�blica es que no es una necesidad de la vida cristiana.

Para los que quieren participar en la oraci�n p�blica, hay varias maneras de reducir el nerviosismo que a menudo acompa�a a la experiencia. En primer lugar, es importante orar con un grupo de personas con las que nos sintamos c�modos, con las que estemos seguros de que no nos juzgar�n por nuestras oraciones poco elocuentes. Orar con otros puede ser un gran consuelo cuando o�mos que nuestras necesidades son elevadas al trono de la gracia por aquellos que se preocupan lo suficiente por nosotros como para hacerlo. Otros que nos oyen orar por ellos se sienten igualmente animados. Un grupo de personas que se aman y se aceptan mutuamente con amor y humildad normalmente calmar� los temores de aquellos que est�n nerviosos por orar en p�blico.

Otra forma de aliviar el peso del nerviosismo es orar en silencio antes de asistir a la reuni�n p�blica, pidi�ndole a Dios que dirija nuestras mentes y corazones hacia �l y no hacia nosotros mismos. Cuando dirigimos nuestros pensamientos hacia el Creador del universo y nos dejamos sumergir en Su inmensa naturaleza, descubriremos que nuestros pensamientos y sentimientos sobre nosotros mismos van disminuyendo. Nuestras preocupaciones se centrar�n m�s en lo que Dios piensa de nosotros, no en lo que piensan los dem�s. Dios nos ama con un amor infinito, y si le pertenecemos por medio de Cristo, ha alejado nuestro pecado de nosotros como lo est� el oriente del occidente (Salmo 103:12), y nos invita a presentarnos con confianza ante Su trono de gracia (Hebreos 4:16). Ser conscientes de que �l no nos juzga por nuestra falta de elocuencia nos ayudar� a aliviar el nerviosismo. La gente se fija en lo externo, lo cual incluye las palabras, pero Dios ve el coraz�n (1 Samuel 16:7).

Por �ltimo, muchas personas descubren que la mera repetici�n de la oraci�n en p�blico alivia el nerviosismo. Orar con otros puede ser una experiencia muy edificante, pero en �ltima instancia la oraci�n es el privilegio de comunicarse con nuestro Padre celestial, que ve nuestros corazones y sabe lo que necesitamos incluso antes de que se lo pidamos. �l no necesita escuchar la elocuencia de nuestras oraciones para bendecirnos y acercarse a nosotros. Lo que �l pide es un coraz�n contrito y un esp�ritu humilde, cosas que nunca rechazar� (Salmo 51:17), no importa cu�n elocuentes sean nuestras oraciones.

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