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Pregunta: “�C�mo pueden los padres cristianos afrontar el s�ndrome del nido vac�o?”
Respuesta:
Cualquiera que haya observado a los p�jaros con sus polluelos puede dar fe de las t�cnicas de crianza que instintivamente utilizan: animar o empujar a la cr�a fuera del nido; ense�arle a estirar y batir las alas; y ense�arle a volar, a aterrizar y a evitar a los gatos que merodean y otras cosas que podr�an hacerle da�o. En el mundo de las aves, todo es bastante pr�ctico y sin sentimentalismos. A los polluelos se les saca del c�lido nido al mundo fr�o. Nunca un fot�grafo de la naturaleza ha capturado una imagen de una mam� p�jaro retorci�ndose las alas mientras se pregunta para qu� sirve en este mundo ahora que su nido est� vac�o.
Puede que las aves no sufran lo que algunos denominan “s�ndrome del nido vac�o”, aunque muchos padres s�. Los padres que tienen hijos que han crecido y se han ido de casa son los llamados “padres solos”. El s�ndrome del nido vac�o es esa sensaci�n de decepci�n emocional que sienten los padres en esa etapa de la vida en la que se despiden de sus hijos y los ven salir por la puerta como adultos. El s�ndrome del nido vac�o es el sentimiento anticlim�tico de decepci�n que a menudo invade los corazones de los padres que deben ajustarse a una nueva etapa de la vida, que deben permitir que cambien las relaciones con sus hijos, que encuentren nuevas actividades para ellos mismos y que luchen con pensamientos sobre si hicieron lo suficiente para preparar a sus hijos para un mundo adulto.
Los padres cristianos han hecho mucho para preparar a sus hijos para el momento en que dejen el hogar. M�s all� de impartir t�cnicas b�sicas de supervivencia, los cristianos han ense�ado a sus hijos a amar a Dios, a amar al pr�jimo y a conocer y atesorar la Biblia (Deuteronomio 6:6-9; Mateo 22:35-40; 2 Timoteo 3:15). Los padres cristianos han modelado el amor y la provisi�n de Dios para sus hijos (Mateo 7:10-12), y han disciplinado a sus hijos para que entren en el mundo con autocontrol y respeto a la autoridad (Salmo 103:13; Hebreos 12:10). Al final del d�a, despu�s de toda la preparaci�n, muchos padres cristianos siguen enfrentando el s�ndrome del nido vac�o.
�Qu� sugiere la Biblia a los padres que se enfrentan al s�ndrome del nido vac�o?, y �hay alguna manera de evitar el sentimiento casi universal de tristeza cuando los hijos vuelan del gallinero?
En primer lugar, hay que tener en cuenta que los padres de familia a diferencia de los de las aves, nunca pierden la conexi�n con sus hijos. Los padres cristianos pueden hacer varias cosas que continuar�n bendiciendo e instruyendo a sus hijos en los a�os de nido vac�o:
1. Entender que la crianza perfecta en Dios sirve como una red de seguridad. El s�ndrome del nido vac�o se ve agravado por los remordimientos de los errores que hayamos podido cometer en la crianza de nuestros hijos. Sin duda, todos los padres cometen errores. La impaciencia, el mal genio, las palabras imprudentes, etc., han creado momentos que no son perfectos. El divorcio, la muerte prematura, las adicciones u otros traumas pueden haber dejado cicatrices en la familia. Sin embargo, los grandes planes de Dios para nuestros hijos no se ven frustrados por una crianza imperfecta; de lo contrario, todos estar�amos condenados. Dios no desperdicia ninguna experiencia en la vida de Sus hijos. Por el contrario, utiliza tanto los acontecimientos buenos como los malos para moldear y hacer crecer a nuestros hijos hasta convertirlos en los hombres y mujeres que �l quiso que fueran.
2. Ora por ellos. Los efectos del s�ndrome del nido vac�o pueden mitigarse mediante la oraci�n por nuestros hijos. Parte de atesorar a nuestros hijos es entregar su crecimiento y transformaci�n a su Creador. Nuestros hijos se enfrentar�n a retos, obst�culos, luchas, triunfos, fracasos y dudas en su transici�n a la edad adulta. P�dele a Dios que los proteja, los fortalezca y les d� sabidur�a, madurez y oportunidades para crecer en su fe. Y luego p�dele a Dios que te ayude a dejarlos ir.
3. Proporciona un refugio para ellos. Los padres con hijos que se han ido no han dicho “adi�s” a sus hijos para siempre. Volver�n a casa de vez en cuando y, con suerte, seguir�n en contacto. Tus hijos siguen necesitando tu amor paternal, as� como tus consejos y tu amistad. Acoge a tus hijos de nuevo en tu nido, an�malos, acons�jalos cuando te pidan consejo y disfruta de su compa��a.
4. Proporciona un lugar seguro a la hora de fracasar. Cuando nuestros hijos cometen errores, como a veces sucede, debemos proporcionarles un hogar que los acoja sin juzgarlos y les d� un lugar suave donde aterrizar mientras se recomponen. No debemos permitir el pecado, pero podemos y debemos extender la misericordia. El padre del hijo pr�digo recibi� a su hijo descarriado con una celebraci�n y un abrazo (Lucas 15:11-27). No hay ning�n vers�culo en la Biblia que nos recomiende decir: “Te lo dije”.
5. Brinda consejos sabios cuando te los pidan. Es sorprendente c�mo, a los ojos de nuestros hijos j�venes adultos, nos volvemos de repente m�s inteligentes y perspicaces cuando estamos en la etapa de nido vac�o. Cuando nuestros hijos adultos nos pidan consejo, tenemos que estar preparados para dar un consejo b�blico y en oraci�n.
6. Acepta esta nueva etapa de relaci�n. Parte de lo que hace que el s�ndrome del nido vac�o sea una experiencia tan melanc�lica es el recuerdo de las etapas pasadas de nuestra relaci�n con nuestros hijos. Recordamos la etapa de beb� y c�mo dese�bamos que siguieran as�. Y la etapa de los ni�os peque�os, los a�os escolares, las aventuras en el colegio… en muchas etapas de nuestra relaci�n con nuestros hijos, puede que hayamos pensado que era la mejor etapa, s�lo para descubrir que cada etapa es muy significativa, llena de retos y extremadamente valiosa. La siguiente etapa, la del nido vac�o, es igual de importante y valiosa. Nuestro papel como padres no termina; simplemente evoluciona como lo ha hecho desde el primer d�a.
7. Busca a Dios para saber qu� puede ser lo que sigue en tu propio desarrollo. No hemos terminado con nuestro proceso de desarrollo ni con los prop�sitos de Dios para nuestras vidas cuando nuestro hijo menor sale al mundo. Los a�os de nido vac�o pueden ser un tiempo para hacer cosas para las que no ten�amos tiempo en los a�os de la crianza activa: organizar un estudio b�blico, tomar una clase, seguir un ministerio, retomar un pasatiempo, etc. Los nidos vac�os se enfrentan a una nueva �poca, y todos continuamos creciendo en nuestra fe -la paternidad no era nuestro �nico prop�sito. �Qu� oportunidades se nos presentan ahora? �A qu� nos est� impulsando el Esp�ritu? Es hora de explorar.
Dios ha creado para los nidos vac�os su propio tipo de nido, un tiempo y un lugar donde podemos crecer de formas nuevas. Al final, el mejor camino que pueden tomar los padres cristianos para afrontar el s�ndrome del nido vac�o es permanecer firmes en su amor mutuo, comprometerse a ense�ar y demostrar los principios b�blicos, y llenar los vac�os con la oraci�n, confiando en que Dios guiar� a sus hijos por el camino que deben seguir (Isa�as 48:17). Los padres cristianos pueden confiar en que el Dios que ha cubierto sus propias necesidades y ha utilizado las pruebas y experiencias para hacer crecer su propia fe, tambi�n har� lo mismo con sus hijos. Jes�s ense��: “Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. �No val�is vosotros mucho m�s que ellas?” (Mateo 6:26).
Con la promesa de provisi�n de Dios, es bueno y correcto animar a nuestros polluelos que han salido del nido.
Los a�os de nido vac�o, como todas las etapas de la vida, se deben vivir con fe. Nuestro Padre Celestial desea que confiemos en �l, pase lo que pase. Cuando nuestros hijos extienden sus alas y emprenden sus primeros vuelos inestables, podemos sentirnos reconfortados por nuestro Padre y por el de ellos, el que les dio las alas, el que est� dispuesto a guiarlos, el que puede atraparlos si flaquean.