Pregunta: “�C�mo puede un cristiano responder a las personas que afirman “haber visto a Jes�s”?”

Respuesta:


topreadz.com/Espanol



Pregunta: “�C�mo puede un cristiano responder a las personas que afirman “haber visto a Jes�s”?”

Respuesta:
Durante su ministerio terrenal, Jes�s con frecuencia ten�a grandes multitudes que lo segu�an a donde quiera que fuera, y hubo muchas personas que vieron y escucharon, fueron sanadas por, y hablaron con Jes�s. Despu�s de Su resurrecci�n, los disc�pulos, Mar�a Magdalena y m�s de quinientas personas tambi�n vieron a Jes�s (1 Corintios 15:6). Sin embargo, desde Su ascensi�n, Jes�s est� sentado a la diestra de Dios. Cuando la gente de hoy afirma haber tenido una visi�n celestial o dice: “He visto a Jes�s”, debemos responder con un escepticismo cauteloso.

Algunas personas selectas han tenido visiones de Jes�s en Su gloria, as� como Esteban (Hechos 7:55-56) y Juan (Apocalipsis 1:12-16). Pablo se encontr� con el Se�or Jes�s en el camino a Damasco (Hechos 9:1-19). En este encuentro, Pablo vio una luz brillante y escuch� la voz de Jes�s, pero las Escrituras nunca dicen que Pablo realmente vio a Jes�s en carne y hueso en ese momento.

Jes�s inform� a Sus disc�pulos que ya no estar�a en el mundo despu�s de Su muerte y resurrecci�n. En su oraci�n sacerdotal registrada en Juan 17, Jes�s pide protecci�n para Sus disc�pulos porque “ya no estar� en el mundo” (Juan 17:11). �l sab�a que Su tiempo en la tierra estaba llegando a su fin y que ya no estar�a f�sicamente presente con Sus seguidores. En lugar de ello, enviar�a al Esp�ritu para que morara en ellos (Juan 14:17; 15:26) en tanto que �l mismo se sentar�a en el cielo con el Padre.

Si alguien hoy en d�a viera realmente a Jes�s, necesitar�a una visi�n divina o una revelaci�n celestial cualquiera. La Biblia no da ninguna indicaci�n de que hoy en d�a se pueda esperar tal revelaci�n extra b�blica, ahora que la era apost�lica ha terminado. El canon de las Escrituras est� completo (ver Apocalipsis 22:18). S�lo por esta raz�n, cuando alguien afirma: “He visto a Jes�s”, debi�ramos ser esc�pticos. Si una persona realmente vio a Jes�s hoy, nada en su visi�n de Jes�s estar�a en contradicci�n con la verdad de la Biblia, ni a�adir�a nada a la revelaci�n que Dios ya nos ha dado en Su Palabra.

Algunos que han afirmado: “Yo vi a Jes�s”, han llevado a muchas personas por el mal camino. Por ejemplo, en 1820 Jos� Smith afirm� haber visto a Jes�s, y el resultado fue el mormonismo. En 1844 Ellen G. White afirm� haber visto a Jes�s, y el resultado fue el Adventismo del S�ptimo D�a. Obviamente, no todos los que dicen haber visto a Jes�s est�n del lado de la verdad.

Los ex musulmanes a veces cuentan historias de haber visto a Jes�s en un sue�o, dando como resultado el dejar el Islam y poner su fe en Cristo. Estos informes son m�s comunes en pa�ses “cerrados”, es decir, en lugares donde est� limitado el acceso a la Biblia y al evangelio. Aunque debemos ejercer el discernimiento con respecto a cualquier afirmaci�n de sue�os enviados por Dios, y aunque es poco probable que todos esos sue�os sean visitas reales de Jes�s, podemos permitir la posibilidad de que Dios pueda estar trayendo a la gente a la fe en Cristo de esa manera: “No se ha acortado la mano del Se�or para salvar” (Isa�as 59:1), y los m�todos que Dios utiliza para difundir el evangelio dependen de �l.

La afirmaci�n “he visto a Jes�s” se deber�a afrontar con una buena dosis de escepticismo y prudencia. Si el “Jes�s” que se le aparece a alguien difiere de alguna manera del Jes�s que presenta la Biblia, entonces hay que rechazar la visi�n como falsa. Si el “Jes�s” que se aparece da instrucciones que pudieran llevar a alguien a pecar, entonces la visi�n es falsa y hay que descartarla. Si el que recibe la visi�n se engrandece, o si la visi�n es una fuente de orgullo o ganancia financiera, entonces hay que rechazar esa visi�n. Si la visi�n de Jes�s hace que se conf�e menos en la Palabra de Dios escrita y m�s en la experiencia personal, entonces la visi�n no es de Dios.

En 2 Pedro 1:16-18, Pedro relata su propia experiencia personal en el monte de la transfiguraci�n, donde hab�a visto la gloria de Cristo de primera mano. Sin embargo, en lugar de utilizar esa experiencia como base para la fe, Pedro dirige a sus lectores a la Palabra de Dios escrita: “Tenemos tambi�n la palabra prof�tica m�s segura [las profec�as del Antiguo testamento], a la cual hac�is bien en estar atentos” (2 Pedro 1:19). Los milagros, los sue�os y las visiones deben ocupar un lugar secundario con respecto a las Escrituras.

Caminamos por fe, no por vista (2 Corintios 5:7). Tenemos la Palabra escrita. Tenemos el Consolador. Tenemos la bendici�n de creer en Cristo sin haberlo visto (Juan 20:29).

©

Leave a Comment

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Scroll to Top