Pregunta: “�C�mo encaja el calendario geol�gico con la teor�a de una tierra joven?”

Respuesta:


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Pregunta: “�C�mo encaja el calendario geol�gico con la teor�a de una tierra joven?”

Respuesta:
La pregunta de c�mo encaja el calendario geol�gico con la teor�a de la “tierra joven” es muy interesante. No todos los cient�ficos, y no todos los cristianos, est�n de acuerdo en c�mo la evidencia que se observa en la geolog�a se puede armonizar con un relato de una tierra joven. Algunos, incluso los que creen que la Biblia es verdadera y que Dios es el Creador, niegan que las opiniones de la tierra joven se puedan alinear con las observaciones del calendario geol�gico.

Es f�cil sentirse abrumado por afirmaciones contradictorias. Una avalancha de pruebas opuestas, para quienes no tienen profundos conocimientos cient�ficos, no es de gran ayuda. Al final, la conclusi�n m�s fiable que puede sacar un no experto sobre el calendario geol�gico es la de mantener la mente abierta. Nada de lo descubierto en geolog�a, desde ning�n punto de vista, pone en duda la veracidad de la Biblia. Los cient�ficos que consideran que las Escrituras son infalibles e inerrantes a veces discrepan sobre c�mo interpretar exactamente esas observaciones. Ya que el calendario geol�gico no es un tema expl�citamente mencionado en la Biblia, hay un gran margen para que los cristianos lleguen a conclusiones diferentes.

Los ge�logos examinan las capas rocosas de la corteza terrestre para determinar cu�nto tiempo hace que se depositaron esos materiales. En algunos casos, estas capas, denominadas estratos, pueden contener restos de vida vegetal y animal que fueron enterrados y conservados mediante fosilizaci�n. En algunos casos, f�siles espec�ficos son exclusivos de ciertas capas, y se denominan “f�siles �ndices”. Los paleont�logos -cient�ficos que estudian plantas y animales antiguos- a menudo utilizan suposiciones sobre los f�siles para fechar las capas rocosas.

Los cr�ticos sugieren que esto crea un sistema circular. Las hip�tesis sobre la edad de los f�siles se utilizan para determinar la edad de las capas rocosas; las hip�tesis sobre la edad de las capas rocosas se utilizan para determinar la edad de los f�siles. Estos cr�ticos tambi�n afirman que los estratos no siempre se encuentran en el orden esperado. Tambi�n dicen que algunas formaciones rocosas muestran f�siles inconsistentes: organismos que se conservan en la “capa equivocada” seg�n las suposiciones de la paleontolog�a. En algunos casos, es posible encontrar f�siles de �pocas supuestamente diferentes conservados en la misma roca.

A mediados de los a�os setenta, J. E. O’Rourke expuso brevemente el enigma que esto plantea a los no cient�ficos:

“El hombre com�n inteligente lleva mucho tiempo sospechando que existe un razonamiento circular en el uso de las rocas para datar f�siles y de los f�siles para datar rocas. El ge�logo nunca se ha preocupado en pensar en una buena respuesta, considerando que las explicaciones no merecen la pena mientras el trabajo d� resultados. Se supone que esto es pragmatismo puro y duro” (“Pragmatism Versus Materialism in Stratigraphy”, American Journal of Science, vol. 276, enero de 1976, p. 47).

Aunque el comentario de O’Rourke tiene algo de cierto, tambi�n omite mucha informaci�n. El “pragmatismo intransigente” de los ge�logos es, en cierto sentido, una raz�n para tomarse en serio sus interpretaciones. Secular o fan�tico, un ge�logo suele estar interesado en comprender las rocas para poder hacer predicciones y analizar adecuadamente la corteza terrestre. Esto es especialmente importante en el sector energ�tico -por ejemplo, los combustibles f�siles- y en la miner�a. Estas industrias en particular han aportado literalmente cientos de miles de observaciones sobre los estratos. Hay pocos incentivos, y muchos riesgos, para que cualquier ge�logo favorezca una hip�tesis inexacta.

Los ge�logos cristianos, por ejemplo, se�alan que los fen�menos naturales pueden hacer que los estratos geol�gicos se mezclen o inviertan. El calendario geol�gico b�sico que se utiliza hoy en d�a es anterior a las teor�as evolucionistas de Darwin. De hecho, este sistema general fue concretado por el fiel creyente John Phillips, quien debati� con Charles Darwin sobre estos temas. Al menos, esto indica que el calendario geol�gico moderno no depende en absoluto de ciertos puntos de vista sobre la evoluci�n.

Esos mismos cient�ficos creyentes en la Biblia tambi�n afirman que el desarrollo de un calendario geol�gico de la tierra antigua se debi� m�s bien al descubrimiento de procesos que parecen requerir mucho tiempo para completarse. Cuando las observaciones radiom�tricas y astron�micas de principios del siglo XX coincidieron con esas observaciones, pareci� confirmarse que el calendario geol�gico -al menos en apariencia- es mucho m�s antiguo de lo que sugieren las teor�as de la tierra joven.

En �ltima instancia, la estructura geol�gica y el calendario geol�gico aceptado son como la mayor�a de los dem�s aspectos del conocimiento humano. Son falibles y est�n sujetos a cambios, pero no deben descartarse por completo. Y lo que es m�s importante, no es necesario que un cristiano se aferre dogm�ticamente a una postura de la tierra joven o de la tierra antigua para ser fiel a las Escrituras. Se pueden esgrimir argumentos de diversa �ndole y validez a favor de una u otra postura.

Sin embargo, todos los cristianos deber�an estar de acuerdo en dos puntos cruciales. En primer lugar, es posible que Dios haya creado una tierra joven con apariencia de ser muy antigua. En segundo lugar, la observaci�n cient�fica generalizada da inequ�vocamente la impresi�n de una tierra “antigua”. Lo que eso signifique exactamente en relaci�n con las Escrituras est� sujeto a un cierto grado de libertad personal.

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