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Pregunta: “�Acaso est�n locas las personas que dicen hablar con Dios?”
Respuesta:
No hay nada loco, rid�culo o irracional en que una persona hable con otra. La oraci�n es simplemente una conversaci�n con nuestro Creador. Dios es esp�ritu, pero tambi�n es una Persona, es decir, tiene personalidad, con sentimientos, deseos e inteligencia. Le gusta interactuar con Su creaci�n, y cuando decidimos buscarle, nos promete que le encontraremos (Jerem�as 29:13). La Biblia est� llena de conversaciones entre Dios y las personas, desde el jard�n del Ed�n (G�nesis 2:17). Dios cre� al hombre para que tuviera comuni�n, y la conversaci�n es una parte importante de eso. �l se deleita en nosotros y quiere que nos deleitemos en �l (Salmo 37:4, 23).
Dios mismo nos pide que lo invoquemos, y promete responder (Jerem�as 29:12; Salmo 50:15; Efesios 6:18; 1 Juan 5:14). Jes�s nos ense�� a orar en lo que se conoce como “El Padre Nuestro” (Lucas 11:2-4). Su propia oraci�n, registrada en Juan 17, es tambi�n un buen ejemplo de oraci�n �ntima y sincera entre el Padre y el Hijo. Si nos hemos convertido en hijos de Dios por la fe en Jesucristo, podemos orar con la misma intimidad y saber que nuestro Padre nos escucha (Juan 1:12).
Hay demasiados ejemplos para citar de personas perfectamente sensatas que hablaban con Dios. Algunos de los m�s notables son Mois�s (�xodo 4:10), El�as (Santiago 5:17), David (2 Samuel 24:10) y Jes�s (Mateo 11:24; Juan 17:1). Muchos grandes l�deres del pasado han confiado en la oraci�n para tomar sus decisiones. George Washington, Abraham Lincoln y la mayor�a de los Padres de la Patria cre�an firmemente en el poder de la oraci�n. Grandes cient�ficos como Isaac Newton, Louis Pasteur, Francis Bacon, George Washington Carver y Galileo tambi�n cre�an en la oraci�n. Ninguna de estas personas podr�a ser clasificada como “demente”.
Aquellos que caminan de cerca con Dios tambi�n escuchan Su voz habl�ndoles. La voz de Dios rara vez es audible. �l habla al coraz�n de una persona que est� totalmente comprometida con �l (Hechos 8:29; 10:19; 2 Corintios 12:9). �l habla a trav�s de su Esp�ritu Santo en los corazones de Sus hijos para guiarlos, protegerlos y animarlos (Romanos 8:14; G�latas 5:18). Jes�s dijo: “Mis ovejas conocen mi voz” (Juan 10:27).
Cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo para la salvaci�n, el Esp�ritu Santo de Dios viene a vivir dentro de nuestros corazones (1 Corintios 6:9). �l nos ayuda a orar de manera que comuniquemos a Dios el verdadero deseo de nuestro coraz�n (Romanos 8:26). En Juan 14:26, Jes�s dijo a sus disc�pulos: “Mas el Consolador, el Esp�ritu Santo, a quien el Padre enviar� en mi nombre, �l os ense�ar� todas las cosas, y os recordar� todo lo que yo os he dicho”. Con frecuencia, la respuesta de Dios a nuestras oraciones ya se encuentra en Su Palabra. Mientras oramos, el Esp�ritu Santo nos trae a la mente Su Palabra, y tenemos nuestra respuesta. Los seres humanos nunca llegan a ser todo lo que fueron creados para ser hasta que aprenden a comunicarse con su Creador.